#OperaciónGladio - #Gladio 2



Revista Abanico Ed.21
Sección: Fortaleza de los Escritos
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En Abanico 20 abrimos el telón e iniciamos una serie de artículos que tratan sobre la poco conocida Operación Gladio. Te recomendamos que leas el primer artículo para continuar con este.

Finalizamos el primer artículo diciendo: Solo una institución poseía esta inmunidad, y estaba localizada en el corazón de la Ciudad del Vaticano.

Continuamos.

El Instituto para las Obras de Religión o IOR, comúnmente conocido como el Banco del Vaticano, es una institución financiera privada ubicada dentro de la Ciudad del Vaticano. Fundado en 1942, el papel del IOR es salvaguardar y administrar bienes destinados a obras religiosas o de caridad. El banco acepta depósitos solo de altos funcionarios de la Iglesia y entidades, según el jurista italiano Settimio Caridi. Es manejado por un presidente, pero supervisado por cinco cardenales que reportan directamente al Vaticano y al secretario de estado del Vaticano. Porque se conoce tan poco sobre las operaciones y transacciones diarias del banco, a menudo ha sido llamado “el banco más secreto del mundo”. Ari Jorish, Forbes, June 26, 2012

Creado por Pío XII y Bernardino Nogara en junio 27, 1942, el IOR se encuentra en el Bastión de Nicolás V, una torre construida en 1452. El banco es una agencia financiera soberana dentro de un estado soberano, es autónomo, sin vínculos a otras entidades de la Santa Sede. Como tal, no se le puede obligar a reparar los errores, ni siquiera las más flagrantes violaciones del derecho internacional. 

Tampoco puede revelar la fuente de ningún depósito. El banco está sobre la directa jurisdicción del Papa. Él es el dueño, él lo controla. La guardia suiza lo vigila y solo selectos miembros de la Curia Romana, el gobierno de toda la Iglesia Católica Romana, cruzan sus puertas de bronce. Nogara fue el primer presidente y quien inició el proceso de destrucción de todos los archivos de transacciones, incluidos depósitos, para que así las operaciones estén libres y limpias para el escrutinio público y privado. Cualquiera que busque información no encuentra nada en los archivos del Vaticano. Los papeles fluyen por tres Juntas Directivas por separado, la primera la conforman cardenales de alto rango, la segunda banqueros internacionales y la tercera, los oficiales financieros del Vaticano. Sin embargo, estos documentos no pueden ser inspeccionados. Solo pueden ser revisados por autorización del Papa. Obviamente, la Santa Sede publica reportes financieros cada año que parecen muy bien realizados. Contienen datos meticulosos de ingresos y egresos de cada agencia, excepto del IOR. El nombre de esta agencia nunca aparece. En todos los reportes publicados esta agencia no existe y la Iglesia Católica Romana sobrevive de instituciones que viven al día. Los investigadores siempre llegan a un punto muerto, todos tienen archivos, menos el Banco del Vaticano. 

Por su clandestinidad, continuamente millones pueden ser depositados en el IOR y canalizados a cuentas de bancos suizos, sin ninguna posibilidad de ser detectados. Era el sitio perfecto para que la CIA y la Mafia Siciliana laven sus ganancias del tráfico de narcóticos y para la Iglesia Romana, financie su misión política. Según el Comité de Expertos en Evaluación de Medidas contra el Lavado de Activos y el Financiamiento del Terrorismo, continúa siendo uno de los mayores lavadores de dinero sucio del mundo bajo el mandato del Papa Francisco.

Contribuciones al Tío Sam

En 1947, Pío XII estaba más que dispuesto para que dinero sucio se lave en el banco. La Administración Truman había ya enviado $350 millones a la Santa Sede para ayuda económica y pagos políticos. Pío XII los usó para reactivar el Partido Democrático Cristiano (PDC) que había sido desmantelado por Mussolini y para establecer veinte mil células en toda Italia. El Santo Padre también recibió de Truman una ayuda por $30 millones para crear Acción Católica, una organización anti-comunista. El encargado de dirigir la campaña era el cardenal norteamericano Francis Spellman, para inculcar a los italianos que voten en contra de Togliatti y otros comunistas. Panfletos se repartieron en iglesias de Estados Unidos, el cardenal bombardeó las radios con mensajes anti-comunistas usando a Frank Sinatra, Bing Crosby y Gary Cooper. Había que acabar con el comunismo.

William Joseph Donovan recibe el título de Caballero

Pío XII se dio cuenta que necesitaría mucho más del tío Sam, porque el 50 por ciento de los italianos se estaban yendo al Partido Comunista Italiano (PCI). Él conocía a varios agentes de inteligencia norteamericanos. Cuando la Segunda Guerra Mundial estaba por terminar, el Papa, junto a Monseñor Giovanni Battista Montini, su subsecretario de estado, trabajó con John Foster Dulles y la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS) para crear las rutas de ratas (ratlines), usadas para ayudar a nazis a escapar de Europa, algo que él vio esencial para tratar el problema comunista. Algunos prominentes nazis, incluido Walter Rauff, líder de una unidad de exterminación en Italia, encontró refugio en el Vaticano y se alistó para luchar contra el comunismo. En 1945 el Papa se reunió en privado con Donovan para tratar la implementación de Gladio y lo había condecorado con la Gran Cruz de la Orden de San Silvestre, como un cruzado contra el comunismo. El Papa prometió hacer todo lo posible para acabar con las fuerzas diabólicas comunistas que querían tomarse Roma, incluyendo el derramamiento de sangre.

Dinero y Caramelos

Los meses previos a la elección nacional de 1948, la CIA puso $65 millones de su dinero sucio en el Banco del Vaticano. La mayoría del dinero llegó en maletas entregadas por un miembro del sindicato de Lucky Luciano, incluyendo a prelados afiliados a la Mafia Siciliana. Todo se lo hizo de forma secreta, según Spellman, para evitar que grupos subversivos estadounidenses usen esto como pretexto para atacar al gobierno norteamericano. La heroína, que era la fuente del dinero sucio, seguía siendo suministrada a los sicilianos por Schiaparelli, la gran empresa farmacéutica italiana. La droga era recibida por una red de tiendas en Palermo creada por Luciano y Don Calo, una era una fábrica de caramelos, que producía chocolates que no estaban rellenos de cerezas o crema, sino de pepitas de 100 por ciento heroína pura. Otra compañía era una exportadora de fruta, muy importante porque las drogas se enviaban a Cuba en cajas de naranjas.

Trafficante y los Camioneros

En Cuba, Santo Trafficante y su familia seguían cortando la heroína con azúcar antes de enviarla a los distribuidores de Nueva Orleans, Miami y Nueva York. La CIA instauró rutas protegidas de la droga en estos puertos estableciendo vínculos con la mafia de International Longshoremen’s Association que estaba controlada por Rosario “Saro” Mogavero. El movimiento del producto en el país era facilitado por Jimmy Hoffa y otros líderes de la Hermandad internacional de camioneros, que trabajaba con camiones de la mafia, incluido la Long Island Garment Trucking Company manejada por John Ormento.

Esta actividad no estaba perdida para Harry Anslinger, líder del Buró de Narcóticos y Drogas Peligrosas (BNDD), que notó el gran incremento en del suministro de heroína para los barrios de afroamericanos y el subsiguiente incremento de los adictos. Supo por informantes que las drogas venían de Luciano, así que mandó a Charles Siragusa y otros agentes a Sicilia, donde tenían órdenes de dar caza al mafioso. No tardaron en encontrar a Luciano con media tonelada de heroína lista para ser enviada a La Habana. Siragusa informó al gobierno italiano, pero no se tomó ninguna acción, tampoco hizo nada el Departamento de Estado de Estados Unidos. Se le dijo al BNDD, que el trabajo de Luciano en Sicilia, seguía siendo una cuestión de seguridad nacional.

Tácticas en la Elección Italiana

Al finalizar el años de 1947, cientos de mafiosos llegaron a Italia desde Nueva York, Chicago y Miami, para ayudar a Luciano y Don Calo en el problema comunista. El dinero sucio de la CIA para pagar a tanto mafioso salió del Banco Vaticano, en especial de Acción Católica, de esta forma la Santa Sede forjó una alianza con la Mafia Siciliana, una alianza que se afianzará en las próximas tres décadas. La fuerza de la Mafia ahora fue ejercida en el electorado italiano. Don Calo y un grupo de mafiosos, incluido el primo de Vito Genovese, Giovanni Genovese, quemaron once oficinas comunistas e intentaron en cuatro ocasiones asesinar al líder comunista Girolama Li Causi. Los mafiosos, comandados por Frank Coppola, traído de Detroit por James Jesus Angleton para que trabaje con el bandido siciliano Salvatore Giuliano, dispararon contra un grupo de trabajadores que celebraban la Festividad de los Mayos en Portella della Ginestra, matando a once e hiriendo a cincuenta y siete. Los fondos para la masacre fueron provistos por Bill Donovan, a través de la Corporación Mundial del Comercio. Uno de los organizadores, Placido Rizzotto, fue encontrado muerto al fondo de un acantilado, con las manos y pies encadenados y una bala en la cabeza. A lo largo de 1948, solo en Sicilia, los ataques apoyados por la CIA mataron a un promedio de cinco personas por semana.

El Escuadrón de la Muerte del Vaticano

Además de estos ataques, Monseñor Don Giuseppe Bicchierai, actuando bajo la autoridad del Papa, creó un escuadrón encargado de agredir a candidatos comunistas en reuniones de izquierda y así intimidar a los votantes. El escuadrón usó dinero, armas y carros, de los sobrantes de la CIA de la Segunda Guerra Mundial. El día de la elección, Don Calo y sus mafiosos, rellenaron urnas, sobornaron votantes con dinero fresco del lavado de droga, mientras que el Papa Pío se quedó en sus aposentos “encorvado, casi físicamente vencido por el peso de su presente carga, la próxima elección.” Las tácticas sirvieron y los Demócratas Cristianos regresaron al poder. En sus memorias, William Colby, que luego sería director de la CIA, escribió que los comunistas hubieran obtenido 60 por ciento de los votos si la CIA no utilizaba el sabotaje.

Otros Bancos Católicos

Un año después de las elecciones, nuevamente el fantasma del comunismo invadió Italia, cuando Iósif Stalin creó el Consejo de Ayuda Mutua Económica, la unión económica de la Unión Soviética, Bulgaria, Checoslovaquia, Hungría, Polonia y Rumania para reforzar la dominación soviética de los estados pequeños del centro de Europa. Al ver esto, la CIA optó por extender la ayuda al Partido Democrático Cristiano en Italia y a las unidades establecidas por toda Europa Occidental con miles de millones de dólares que solo podían tener con la expansión del tráfico de drogas. Los fondos de la CIA los depositaba un miembro de la familia criminal de Don Calo, en bancos católicos en toda Italia, incluido el Banco Ambrosiano.

Estos bancos, gracias a los Pactos de Letrán, que establecieron a la Ciudad del Vaticano como un estado soberano, estaban a salvo del escrutinio del Banco de Italia y del Departamento del Tesoro de Italia. Un secuaz de Giuseppe Genco Russo, el inmediato sucesor de Don Calo como capo, dijo: Él (Russo) está en constante contacto con sacerdotes, ellos van a su casa, él va al banco, que siempre está liderado por sacerdotes, el director del banco es un sacerdote, el banco siempre ha sido asunto de prelados.

Buró Vaticano

En 1949 Pío XII realizó un solemne decreto que excomulgaba no solo a los miembros de la Santa Madre Iglesia que se unían a favor del comunismo, pero también a todo católico que lea, publique o disemine cualquier material impreso con ideología comunista. Temerosos que el decreto no sea suficiente, el Papa siguió ajustando sus lazos con la CIA. El Partido Democrático Cristiano continuó recibiendo $20 millones anuales de la CIA, a cambio, la CIA estableció un Buró Vaticano bajo Angleton. El Buró revisaba todos los reportes de inteligencia que se enviaban a la Santa Sede de los nuncios papales que estaban detrás de la Cortina de Hierro. Durante los primeros años de la Guerra Fría, este fue el único medio para que la CIA penetre en el Bloque del Este.

La CIA y la Iglesia establecieron estrategias para
disminuir el movimiento de izquierda en Europa y
Sudamérica. Los miembros de la Curia sospechosos
eran monitoreados, las acciones de sacerdotes
progresistas, en especial en Latino América, eran
frustradas con violencia.

Los Reyes de Malta

Angleton juró alianza a la Santa Madre Iglesia y se convirtió en Caballero de la Soberana Orden Militar
de Malta, la legendaria sociedad eclesiástica que se remonta a las Cruzadas. Otros agentes también fueron ungidos, incluyendo a William Casey, William Colby y John McCone, todos futuros directores de la CIA. Vernon Walter que luego sería subdirector de la CIA bajo George H. W. Bush, Albert Carone,
William F. Buckley dueño del National Review, Frank Shakespeare director de las radios de la CIA: Radio Free Europe y Radio Liberty, el futuro secretario de la OTAN Alexander Haig, William Donovan y Reinhard Gehlen quien sirvió a Hitler. En 1945, a Gehlen la OSS le pidió que deje unidades de antiguos nazis para espiar a la Unión Soviética. Las unidades conocidas como Organziación Gehlen, se transformaron en Bundesnachrichtendienst bajo el canciller alemán Konrad Adenauer en 1956. Los negocios de la CIA y el Vaticano se realizaban en reuniones anuales de la Soberana Orden de Malta en Roma y Nueva York. Spellman las presidia y buscaban maneras de combatir el comunismo en Europa a nombre del Papa. Ya que el Vaticano tuvo un rol importante en la Operación Gladio, William Colby, plantó micrófonos en los apartamentos papales para monitorear las conversaciones del Papa, esto duraría hasta 1984. El Vaticano se convirtió en el principal depositario no solo de dinero sucio, también de documentos secretos, incluidos archivos de la CIA sobre armas nucleares. Uno de estos salió a la luz en 2006, cuando algunos judíos reclamaban que en el IOR se había depositado oro robado por los nazis del gobierno croata.

El Principal Obstáculo

El plan de Helliwell se implementó. La conexión con la Mafia se había realizado. Se forjó la alianza con el Vaticano, pero había un problema. Schiaparelli no podía proveer tanta demanda de heroína. El sindicato siciliano y la CIA tenían que establecer su propia ruta de la droga para así proveer al creciente mercado europeo. Los sicilianos también necesitaban conseguir personal calificado para refinar el producto. La heroína de Schiaparelli era 100 por ciento pura, lista para empaquetar. Una fuente de opio debía de encontrarse, el producto en bruto debía refinarse en heroína cuatro refinada y había que desarrollar nuevos mercados en EE.UU. Sino, la Guerra Fría podía perderse.

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