#OperaciónGladio - #Gladio 1


Revista Abanico Ed.20
Sección: Fortaleza de los Escritos
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Este y los siguientes artículos están basados en los trabajos de Paul L. Williams, Daniele Ganser, Sibel Edmonds entre otros. Especial atención se puso al libro, Operation Gladio - The Unholy Alliance between the Vatican, the CIA, and the Mafia, escrito por Paul L. Williams.

Se abre el telón, aquí inicia la Operación Gladio...

La Asociación para la Disidencia Responsable estima que para 1987, seis millones de personas habían muerto como resultado de las operaciones encubiertas de la CIA. El exfuncionario del Departamento de Estado William Blum llama correctamente a esto un “Holocausto Estadounidense”. La CIA justifica estas acciones como parte de su guerra contra el comunismo. Pero la mayoría de sus golpes no implicaban una amenaza comunista. Naciones desafortunadas son atacadas por una amplia variedad de razones: no solo por amenazar los intereses comerciales estadounidenses en el extranjero, sino también por realizar reformas sociales liberales o incluso moderadas, inestabilidad política, falta de voluntad de un líder para llevar a cabo los dictados de Washington y por declaraciones de neutralidad en la Guerra Fría. De hecho, nada ha enfurecido tanto a los directores de la CIA como el deseo de una nación de mantenerse al margen de la Guerra Fría. 
Steve Kangas en “Una cronología de las atrocidades de la CIA”, 1994.

Allen Dulles, director de la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS), precursora de la CIA, pensaba en 1942 que Estados Unidos estaba luchando con el enemigo equivocado. Él recibió un comunicado, a través del Vaticano, que el gobierno alemán quería hacer un tratado de paz por separado con EE.UU. Dulles aceptó la propuesta y los alemanes enviaron al príncipe Max von Hohenlohe para que se reúna con él en Berna. El príncipe no solo se sorprendió por la apertura de Dulles al tratado, sino porque él pensaba que se necesitaba de una Alemania fuerte para hacer frente a los bolcheviques. Dulles dejó claro a William Donovan, jefe de la OSS en Washington, que el verdadero peligro era el comunismo y no el nazismo.

Dulles fue el primer presidente del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR), una organización de altos oficiales del gobierno, ricos industriales y banqueros prominentes. El objetivo del CFR era diseñar una política exterior norteamericana de intervencionismo para así hacer del mundo un lugar seguro para la democracia. Sus vínculos con esta organización tendrán un profundo efecto en las posteriores acciones de la Operación Gladio.

Dulles se reunió en Berna con el general alemán Reinhard Gehlen, jefe de inteligencia, este al darse cuenta que el fin del Tercer Reich estaba llegando propuso crear una guerrilla de unidades de retaguardia, esta serviría como una fuerza policial después de la guerra en caso de invasión soviética. Él los llamó “hombres lobo”, por la mañana serían civiles y por las noches asesinos de comunistas. Cada equipo de hombres lobo tendría a su disposición depósitos enterrados de comida, equipos de radio, armas y explosivos. Dulles, convencido que los soviéticos tomarían Alemania y Europa Oriental luego de la guerra, vio a esta guerrilla como aliada.

La Operación Amanecer tenía como fin acordar la paz con Alemania sin la intervención de los rusos. Stalin fue informado de esta maniobra y acusó a los norteamericanos de traicioneros, el presidente Franklin D. Roosevelt respondió que solo eran viles tergiversaciones.

Los miedos de Dulles se hicieron realidad cuando en 1945, en Yalta, las tres potencias se dividieron Europa. Parte de Alemania y Polonia quedó para los soviéticos, el resto para los norteamericanos, ingleses y franceses. De inmediato Dulles transportó a Gehlen y a sus camaradas a Fort Hunt, Virginia donde fueron recibidos por Donovan. Se acordó que Gehlen regresaría a Alemania bajo protección norteamericana donde establecería la Organización Gehlen, financiada por el ejército estadounidense. El objetivo de esta organización era coordinar las guerrillas, reclutar nuevos miembros, ya no se llamarían hombres lobo, ahora serían “gladiadores”. Ellos se encargarían de eliminar a la amenaza comunista de postguerra, la operación en la que estaban se llamaría Gladio, como la espada que utilizaban los gladiadores en la Antigua Roma.

Las guerrillas de Gladio también estaban en Italia y se dividían en cuarenta grupos principales: diez especialistas en sabotaje, seis en espionaje, propaganda y tácticas de escape y doce en actividades guerrilleras. Un campo de entrenamiento se abrió en Cerdeña y gracias a los esfuerzos de Gehlen y su compatriota, el ex general de las SS, Karl Wolff, el campo se llenó de gladiadores de Alemania, Francia y Austria. Cuando la OSS se convirtió en la CIA, cientos de unidades Gladio se repartieron por Europa Oriental.

Existía todavía un problema, la Operación Gladio no estaba aprobada por el Congreso o el Pentágono, pocos conocían de su existencia. Los primeros 200 millones de dólares para su financiamiento vinieron de las fundaciones Rockefeller y Mellon, sin embargo, se necesitaba más dinero y rápido, este saldría de los guetos norteamericanos.

Al coronel Paul E. Helliwell se le ocurrió una gran idea mientras vivía en China como jefe de la Inteligencia Especial de la OSS. Esta idea uniría a la inteligencia militar estadounidense con el crimen organizado y daría como resultado conflictos, guerras, rebeliones, trastornos financieros y una epidemia que alteraría para siempre la historia mundial.

El nombre de Helliwell es muy poco conocido, a pesar de los miles de documentos desclasificados de la CIA, libros y archivos que existen sobre esta agencia. Nada se dice de su relación con Lucky Luciano y Meyer Lansky, de la creación del Banco Castle en Bahamas o de su gran experimento con la comunidad negra de Harlem.

En China se dio cuenta como Chiang Kaishek, líder del Kuomintang (KMT), vendía opio a los adictos chinos para así conseguir fondos para su ejército y poder luchar con las fuerzas comunistas de Mao Zedong. Helliwell presentó esta idea a Donovan, a James Jesus Angleton, a Dulles y a William Stephenson, maestro espía de la Coordinación de Seguridad Británica. Helliwell se convirtió en el hombre que controlaba los fondos encubiertos para operaciones secretas en Asia. El dinero para la droga vendría del oro nazi que era lavado y manipulado por Dulles y Stephenson a través de la Corporación de Comercio Mundial, una empresa creada por Donovan.

Al terminar la Segunda Guerra, Helliwell tenía grandes amigos. Así pudo usar el Transporte Aéreo Civil (CAT), creado por uno de sus amigos, para transportar armas al KMT en Myanmar. Luego los aviones eran cargados con droga para su viaje de regreso a China, algunos de los piloto eran exnazis. Basándose
en este modelo se creó la Air America, la flota de aviones de la CIA que transportaba cocaína durante y después del conflicto en Vietnam. Siguiendo el ejemplo de Asia, se financió Gladio y otras operaciones, pero esta vez la droga se repartiría en la comunidad afroamericana de Norte América.

Helliwell era parte del círculo íntimo de la OSS, junto con otros ricos, ahí estaba Henry Sturgis Morgan (hijo de J. P. Morgan Jr.), Nicholas Roosevelt, Paul Mellon (hijo de Andrew Mellon), David K. E. Bruce (yerno de Andrew Mellon) y miembros de las familias Vanderbilt, Carnegie, DuPont y Ryan. No hay que olvidar que Angleton era graduado de Yale e hijo del multimillonario Hugh Angleton, Dulles era de Princeton, socio de la firma Sullivan y Cromwell que representaba al imperio Rockefeller. Donovan era abogado de la Ivy League, casado con Ruth Ramsey, heredera de una de las más ricas familias de Norteamérica. Donovan, Angleton y Dulles estuvieron de acuerdo con la visión de Helliwell, la de proveer droga a la subcultura negra de jazz y así lograr financiar a Gladio. Para que esto funcione, Donovan podía usar a Lucky Luciano y la Mafia Siciliana.

Lucky Luciano se convirtió en el Mafioso más grande de EE.UU. al crear La Comisión junto a Meyer Lansky en 1931. La Comisión gobernaba el crimen organizado en EE.UU. Durante la Prohibición, Luciano se adueñó de los puertos de Nueva York para meter en la ciudad whiskey y ron. Cuando terminó la Prohibición importó heroína de China, la distribuía en Boston, Nueva York, Filadelfia, Los Ángeles y San Francisco.

Antes de la Segunda Guerra, Estados Unidos tenía menos de veinte mil adictos a la heroína y menos de mil kilos se producían anualmente en todo el mundo.

Lucky controlaba la heroína y el opio, él se quedaba con lo mejor para distribuirlo en sus burdeles. Para 1936 controlaba doscientos burdeles en Nueva York, empleando a mil doscientas prostitutas, negocio que le generaba unos 10 millones de dólares al año.

Tras una redada, Luciano fue condenado por sesenta y dos cargos y sentenciado de treinta a cincuenta años en la Correccional Clinton en Nueva York. A pesar de ser una prisión complicada, Luciano vivía como rey en ella, con su propio sirviente y cocinero.

En 1942, Frank Costello, Albert Anastasia y Tony Anastasio, amigos de Luciano, idearon un plan para su fuga. Prendieron fuego al SS Normandie en el Muelle 88 y culparon a espías nazis. Anastasio, junto a su amigo, Joe Lanza, dijeron a la Oficina de Inteligencia Naval (ONI) que el mejor hombre para cuidar los puertos era Luciano. El teniente comandante Charles Radcliffe Haffenden visitó a Luciano y le ofreció un perdón y deportación a Sicilia si ayudaba con el problema de los puertos. Así Luciano pasó de ser un matón de la mafia a trabajar para la Oficina Naval.

En 1943, la OSS estaba planeando la invasión de Sicilia, en su plan se contemplaba contactar con grupos italianos, incluso la Mafia y brindarles toda la ayuda posible. Earl Brennan, director de la OSS en Italia contactó a Monseñor Giovanni Montini, Subsecretario de Estado del Vaticano, que luego sería el Papa Pablo VI, para que contacte a opositores del régimen fascista en Sicilia. Montini sugirió contactar con Calogero “Don Calo” Vizzini, el “capo di tutti capi”, de la familia Vizzini/Agostino, apresado por Mussolini. Donovan sabía que el único que podía contactarse con Don Calo era Luciano. Nuevamente buscaron a Luciano y pusieron en marcha el plan. Dos días después, tanques norteamericanos llegaron a Villalba, en ellos recogieron a Don Calo y durante seis días recorrieron Sicilia armando la invasión. La Operación Husky triunfó (la invasión a Sicilia) y Don Calo se convirtió en alcalde de Villalba. Otros mafiosos también ocuparon cargos de poder, Giuseppe Genco Russo como alcalde de Mussomeli, además de otros miembros de la familia Vizzini/Agostino. Así nació nuevamente la Mafia Siciliana. De 1944 a 1960 hubo tres asesinatos por semana, era el reinado del terror de Don Calo.

Vito Genovese, mano derecha de Luciano, era el traductor en jefe del cuartel del ejército estadounidense en Nápoles. Así lograron controlar los puertos y el Mercado Negro de la zona. Y todo fue un éxito, hasta el comunicador Walter Winchell pidió que a Luciano le otorguen la Medalla de Honor del Congreso.

Con la Mafia controlando los puertos italianos, había que implementar el plan de Helliwell. La presión de la OSS logró que Luciano salga de EE.UU. y viaje a Nápoles. El plan requería que Vito Genovese regrese a EE.UU. para hacerse cargo de la distribución de heroína en los clubes nocturnos de Harlem. Genovese no podía regresar porque habían cargos de asesinato contra él, cuando volvió a EE.UU. se declaró no culpable, los dos testigo murieron asesinados y los cargos fueron levantados.

En 1946, Luciano llegó a su hogar, Lercara Friddi, Sicilia. Fue recibido como un héroe. Luego Luciano recordaría que la mitad del pueblo pertenecía a la Mafia, incluida la policía. En octubre, por pedido de la inteligencia norteamericana, viajó a Cuba donde se reunió con Frank Costello, Vito Genovese, Albert
Anastasia y Meyer Lansky, para tratar el plan de Helliwell. Tambien estaban, Mike Miranda, Joseph Magliocco, Joe Adonis, Tommy Lucchese, Joe Profaci, Willie Moretti, los hermanos Fischetti (heredederos de Al Capone) y Santo Trafficante, todos de la mafia norteamericana.

Se reunieron en el Hotel Nacional, Frank Sinatra se encargó de cantar para Luciano. Al final se llegó a la conclusión de que proveerían heroína a los afroamericanos. En 1945, Truman liquidó a la OSS y puso a sus agentes en la Unidad de Servicio Estratégico (SSU), luego la SSU pasó a ser La Autoridad de Inteligencia Nacional y el Grupo Central de Inteligencia (CIG).

En 1947, se crea la Agencia Central de Inteligencia (CIA), para llevar a cabo operaciones encubiertas. Un secretismo total se estableció para la agencia, nadie podía conocer lo que ahí ocurría. Su financiamiento también era parte del secreto. Truman encargó la organización de la CIA a Dulles, él reclutó a millonarios, banqueros de Wall Street, abogados, comunicadores de grandes medios y profesores de la Ivy League (de las ocho universidades estadounidenses más prestigiosas del mundo).

La primera preocupación era el dinero, ya que no estaba dentro del presupuesto del gobierno federal, per esto se resolvería mediante la idea de Helliwell.

Durante el verano de 1947, los lazos entre la CIA y la mafia se fortalecieron gracias a Frank Wisner y Angleton. Lansky y Helliwell se harían cargo del aspecto financiero de los narcóticos mediante la creación de una compañía ficticia en Miami llamada General Development Corporation. Angleton se encargaría de temas legales. Los doscientos kilos de heroína para la prueba provendrían de Schiaparelli, una de las más famosas compañías farmacéuticas italianas. El producto se embarcaría en cajas de naranjas desde Sicilia, mitad de las naranjas eran de cera y dentro había cien gramos de heroína pura. Otra parte iría en latas de sardinas, en cajas de queso caciocavallo y en tarros de aceite de oliva. La droga llegaría a Cuba donde se la prepararía, este proceso estaba a cargo del clan Trafficante y de donde se la enviaría a Nueva York para ser distribuida en los clubes de jazz de Harlem. La Operación X fue un éxito, el futuro de Gladio y de sus operaciones ya no corría riesgo. Fue así como grandes músicos como Billie Holiday, Theodore Navarro y Charlie Parker se convirtieron en drogadictos, algunos morirían de sobredosis.

El coronel Albert Carone, policía de Nueva York, era el enlace con la CIA, él se encargaba de que los demás policías no hagan nada contra la droga. Carone era cercano a la familia Genovese, recolectaba dinero para sobornos, luego lo recolectaría para que se lave en el Vaticano. Por su servicio se convirtió en Gran Caballero de las Fuerzas Armadas Soberanas de Malta, el brazo militar de la Santa Sede. Esto se comprobaría ya que no se realizó ninguna redada importante de drogas por funcionarios estadounidenses desde 1947 a 1967, a pesar de que los adictos a la heroína pasaron de veinte mil a ciento cincuenta mil.

La CIA empezó a preocuparse por sus conexiones con el crimen organizado. La Oficinal Naval recolectó y quemó todos los archivos sobre Lucky Luciano, ahora los agentes de la ONI dirían que Luciano no ayudó en nada durante la guerra.

Quien intentaba recolectar información sobre la heroína en EE.UU. se topaba con grandes vacíos. En 1954 se intentó investigar, la ONI y la CIA cooperaron, pero poniendo tres condiciones: No se entregaría información clasificada. Los funcionarios de la ONI y la CIA podían monitorear todas las entrevistas con ex agentes. Y el informe final no podía ser hecho público.

Otro asunto puso en alerta a la CIA, el Partido Comunista Italiano (PCI) quería tomar el control del gobierno. Entre 1943 y 1944 los partidarios se habían multiplicado, hubo huelgas, a pesar de la represión brutal, los comunistas italianos seguían creciendo y reforzándose. En 1946 Italia estaba dividida, el norte quería un gobierno comunista, el sur una monarquía católica. En Sicilia, el PCI crecía
rápidamente, hasta que ganó las elecciones. En 1948 había elecciones en Italia, el candidato del PCI era Palmiro Togliatti, que había vivido en la URSS.

El primer documento de la CIA llevaba el título: La posición de los Estados Unidos con respecto a Italia (NSC 1/1). En el reporte había un párrafo que decía: En cuanto a Europa, Italia es obviamente el punto clave. Si los comunistas ganaran las elecciones allí, toda nuestra posición en el Mediterráneo, y posiblemente también en Europa occidental, probablemente se vería desmejorada.

Se creó la Oficina de Coordinación Política dentro de la CIA, esta oficina estaba autorizada a realizar operaciones paramilitares, así como la guerra política y económica.

Para Wisner, Dulles, Donovan y Angleton, los únicos hombres que podía parar esta amenaza comunista eran Luciano y Don Calo, la CIA, gracias a Helliwell, ahora tenía bastante dinero para pagar a estos dos individuos.

Obviamente no se podía entregar el dinero directamente, había que buscar una institución que no esté bajo la lupa del Tesoro de los EE.UU., de los bancos italianos o de veedores internacionales.

Solo una institución poseía esta inmunidad y estaba localizada en el corazón de la Ciudad del Vaticano.

Continuará…

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