Sección: El Bargueño
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Año 2005 (dieciocho años atrás), el consagrado escritor Alberto Vázquez Figueroa presenta en Aranjuez, España, su nuevo invento. Se trata de una desaladora por presión natural, mediante ósmosis inversa, que conseguirá dar agua casi gratis.
El procedimiento consiste, según explicó Figueroa, en “llevar agua de mar hasta una montaña de unos 500 o 600 metros, para lo cual utilizamos energía eléctrica, pero residual, y la depositamos en una balsa”. Y añadió, “a las pocas horas, cuando la red necesita otra vez mucha energía, dejamos caer esa misma agua por una tubería de la misma altitud que la montaña, lo que equivale a 5 o 6 atmósferas de presión. Esta presión hace que, de forma natural, el 45% del agua se convierta en agua dulce y la restante, el 55 %, salga doblemente salada a casi la misma presión con la que entró. Con esto, producimos electricidad y el agua sale gratis”. Contó que una empresa israelí ya ha comprado la patente para construir la primera desaladora por presión natural en Murcia. Sin embargo, las patentes serán gratuitas para países del llamado tercer mundo.
Hasta aquí todo perfecto. En un mundo donde en verdad los gobiernos velan por su pueblo, los magnates son realmente altruistas, la salud es para beneficio de las personas y no de las grandes farmacéuticas y la ciencia trabaja para el ser humano, todos los países tendrían esta desaladora por presión natural y el agua sería gratis para un gran número de la población, sino para toda. Pero, como en el mundo en el que vivimos todo está patas arriba y el engaño y el control son totales y brutales, ¿qué crees que pasó con este invento? Sí, correcto, fue suprimido, vilipendiado y tirado a la basura y al olvido.
Muchos fanáticos del sistema en el que viven, dirán: mentira, este es otro engaño, si hubiera sido cierto, hubiera salido en las noticias y ya lo tendríamos en el país. A estos fanáticos les decimos que el invento fue evaluado por catedráticos de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y certificaron su rotunda viabilidad. Incluso se decía, en la conclusión de este informe, que si se hicieran varias desaladoras del mismo sistema, la curva eléctrica nacional se aplanaría de forma considerable, con lo que España ahorraría unos 15 mil millones de euros en energía.
Y en 2006 se puso en práctica. Se crearía la central del Poniente de Almería, que produciría 60 hm³ (hectómetro cúbico) anuales y costaría 212 millones de euros, incluido el IVA. Una inversión que se amortizaría en seis años. Era una planta enorme para dar de beber y de regar a todo el poniente de Almería. Pero, pero, pero, a pesar de los estudios favorables en los que los mejores ingenieros de Tragsa (conjunto de empresas públicas de España) emplearon seis años, el 16 de junio de 2006 en el BOE (Boletín Oficial del Estado) publicó que no se podían construir este tipo de instalaciones porque se podían electrocutar las gaviotas. Este boletín fue firmado por la entonces ministra Cristina Narbona, al tiempo que creaba la empresa Acuamed, que se hizo famosa por su inaudito grado de corrupción. A continuación, Narbona se gastó casi 2 mil millones de euros en desaladoras tradicionales, pero de las cincuenta y cuatro previstas tan solo se terminaron seis, que trabajan al 10% de su capacidad y a un coste inasumible.
Tras semejantes disparates: decir que se electrocutarían las gaviotas (a pesar de no existir cables eléctricos), firmar el BOE sabiendo que su argumento era falso y que Narbona, en vez de ser castigada, fuera nombrada presidenta de honor del Partido Socialista, cansó y colmó a Vázquez Figueroa, que había ya perdido 3 millones de euros. Sus estudios siguen ahí, esperando que alguien los recoja.
Vázquez Figueroa lo tenía todo muy claro, él decía: La diferencia esencial está en el precio: “mi sistema desala el agua de mar a 0,082 € m³ mientras que las tradicionales lo hacen a 0,40 €. Consumen 2,77 Kw/m³, pero siempre en nocturno. Aparte de ello, al consumir muy poca energía no contamina el ambiente. Funcionarían todo el año.” Además, los beneficios eran claros: ahorro importante de energía por m³ de agua desalada. Solo se bombea a alta presión el 45% del agua. Ahorro de 1 kwh/m³ con relación al sistema tradicional con turbobomba. Flexibilidad en el consumo eléctrico. Producción independiente del bombeo del agua producto. Posibilidad de bombear en las horas de menor coste de la energía eléctrica. Carácter estático de la instalación. Mejor rendimiento de membranas. Menor número de equipos rotativos. Impacto ambiental. Menor impacto paisajístico. Menos contaminación acústica.
Vázquez Figueroa recibió llamadas de las empresas ACS y Acuamed, y los técnicos le dijeron que ellos sabían que es el único sistema que no consume energía, sino que produce energía, pero que no les permiten hacerlo. Y es así que a nosotros nos venden el agua a 10 mil veces más de lo que cuesta. La patente del sistema es de uso libre, quien quiera implementarla puede hacerlo sin pagar nada.
En 2016 lo volvió a intentar, pero se topó con el ministro Manuel Soria, quien decía que era necesario que la electricidad fuera cara. A los pocos meses, se descubrieron los negocios sucios que tenía este personaje. Vázquez Figueroa también recibe llamadas amenazantes diciéndole que le van a matar.
Aquí otro ejemplo de cómo se eliminan ideas brillantes que podrían cambiar la forma de vida del ser humano. Como ya lo dijimos en El Bibliófilo, los casos son muchos, los suicidados, bastantes. Además de invitarles a que profundicen en este invento, les invitamos a que lean los libros de este excelente escritor.
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