¡Sálvese quien pueda!



Revista Abanico Ed. 23
Sección: Desde Otra Perspectiva

Tiempo de lectura: 3 minutos

Esta es la historia de Douglas Rushkoff, un profesor norteamericano que decidió ofrecer una charla, muy bien remunerada, a un grupo de multimillonarios.

Todo ocurrió en un resort de lujo. Rushkoff esperaba nervioso el inicio de su charla, le habían dicho que cien banqueros de inversión serían su público. Se había preparado para hablar de la tecnología del futuro, cadena de bloques, impresión 3D, la edición de piezas del ADN de una célula, además de otros campos para posibles inversionistas. Preguntó por su camerino, pero lo llevaron a un salón, en este había una mesa redonda y sillas, él tomó asiento en una.

Al poco tiempo entraron cinco hombres multimillonarios, todos vinculados a grandes fondos de inversión. Se saludaron y Rushkoff empezó con los temas preparados, pero de inmediato se dio cuenta que ninguno de ellos era de interés para sus interlocutores, ellos habían traído sus propias preguntas. Sin tapujos comenzaron las preguntas, ¿ethereum o bitcoin? ¿es real la computación cuántica? Sorprendido, los escuchaba, las primeras preguntas eran en realidad triviales. Poco después comenzaron las verdaderas e importantes. ¿Qué región se vería menos afectada por la crisis provocada por el cambio climático, Nueva Zelanda o Alaska? ¿Realmente Google está construyéndole a Ray Kurzweil un hogar para albergar su mente? ¿Logrará su conciencia sobrevivir a la transición, o por el contrario perecerá y renacerá una completamente nueva? Uno de ellos, que estaba terminado de construir su propio bunker pregunto, ¿cómo conseguiré imponer mi autoridad sobre mi guardia de seguridad después del acontecimiento? El acontecimiento era otra forma de decir, colapso medioambiental, agitación social, explosión nuclear, enfermedades mortales y la toma del mundo por los robots.

Ellos creían fehacientemente en este acontecimiento. Hablaban de guardias de seguridad para protegerse, pero a su vez se preguntaban cómo les pagarían cuando el dinero ya no valga nada. Se preocupaban que estos guardias se rebelen, para eso tendrían que poner seguridades especiales para cuidar su comida o ponerles un collar disciplinario o incluso crear guardias robots para ellos, eso sí, si el tiempo alcanzaba para hacerlo.

Ellos necesitaban trascender la condición humana para protegerse de la devastación del cambio climático y todos los demás problemas que exterminarían a la raza humana. Tenían que huir fácilmente del caos que se desataría. Para ellos, la tecnología tenía que ser su salvación. Una tecnología trasnhumanista era la solución que buscaban, salir del cuerpo, mejorar las capacidades físicas y mentales, reducir al ser humano a un mero procesador de información. Es la nueva evolución creada por los superricos, ellos serán los únicos que salgan victoriosos de este videojuego.

Los cambios tecnológicos iniciales fueron pensados para mejorar la humanidad, pero al poco tiempo los intereses económicos establecidos vieron un nuevo nicho para especular y ganar dinero. Los avances tecnológicos solo servían si generaban dinero, pasamos de pensar en el humano a pensar en los índices económicos. Se dejó de pensar en lo colectivo y se enfocó en lo individual. El ser humano pasó a un segundo plano.


Para lograr ciertos avances volvimos a la esclavitud, sino veamos cómo se fabrican nuestros computadores o teléfonos inteligentes. Se aboga por un salvataje climático, mientras se destruye para obtener metales preciosos para estos mismos aparatos. Ahora hay que buscar mayores avances tecnológicos para solucionar estos problemas. Y lo más sencillo es culpar a los seres humanos, mientras son solo unos pocos los que deciden por toda la humanidad.

Por más que Rushkoff les pintaba un futuro no tan nefasto, ellos seguían interesados en uno apocalíptico. Él les pedía que traten bien a sus guardias para evitar la desobediencia, que distribuyan mejor la riqueza, que piensen más en el globo que en pocas corporaciones y que así lograrían evitar el acontecimiento que tanto les preocupa. La tecnología debía usarse para lo colectivo y no solo para intereses privados. El optimismo no era una opción, no había interés en evitar la desgracia, para ellos ya no había tiempo. Creían que a pesar de su riqueza y poder no podían hacer nada, su mente estaba en escapar, huir, qué mejor a otro globo o en otro cuerpo o con su mente y conciencia en algún metaverso.

Todavía no comprendemos que somos un equipo, que unidos lo podemos todo. Los que nos gobiernan pretenden unirnos, pero lo que realmente hacen es separarnos y enfrentarnos, sino miremos lo que sucedía en 2020, entre los creyentes al virus y los no creyentes. Se repite el mismo guion, religioso contra no religiosos, capitalistas contra comunistas, pro-ciencia contra escépticos, y así nos mantienen divididos. Lo que venga nos afecta a todos, al parecer solo los ricos se salvarán del posible fin apocalíptico que nos espera.


Comentarios