Revista Abanico Ed.20
Sección: El Bibliófilo
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La Segunda Bienal del Libro y la Lectura se llevó a cabo en Brasilia, capital de Brasil, entre el 12 y el 21 de abril de 2014. El invitado especial fue el escritor uruguayo Eduardo Galeano quien en el discurso de apertura leyó algunos fragmentos de su libro, Los hijos de los días, publicado en 2011. Hasta aquí todo bien, sin embargo, luego, Galeano acosado por la prensa, pronunció unas palabras que desataron la histeria mundial, en especial en todos aquellos detractores de su ideología y pensamiento.
“No volvería a leer Las venas…, no sería capaz de hacerlo, caería desmayado. Para mí, esa prosa de
la izquierda tradicional es aburridísima. Mi físico no aguantaría. Sería ingresado al hospital. Intentó
ser una obra de economía política, solo que yo no tenía la formación necesaria. No me arrepiento de
haberlo escrito, pero es una etapa que, para mí, está superada”.
Los medios de infoxicación masiva (aquellos que mejor confunden al lector, a los televidentes y a la masa de consumidores de datos, como los definió el catalán Alfons Cornella), publicaron que Galeano había tirado a la basura la obra que lo llevó a la cumbre literaria.
Pero no era la primera vez que Galeano hablaba así de su magna obra, lo que él quería decir, siempre que lo atosigaban, era que él era más que esa obra, sentía que la gente la consideraba su único libro, que no conocían al Galeano después de Las venas..., que había escrito mucho más, que había cambiado. Nunca se arrepintió de Las venas…, la consideró una etapa superada, nunca dijo que no volvería a escribirla, sino que no la volvería a leer.
En 1961 nace de la mano de Haydée Santamaria la Casa de las Américas. En 1970 se instituye el premio testimonio para trabajos de periodistas e intelectuales, lo gana María Esther Gilio, compañera de trabajo de Galeano. Galeano se presenta al concurso con un ensayo titulado, Las venas abiertas de América Latina. Lo había escrito para el concurso que perdió, lo había escrito en noventa noches de desvelo. El libro recogía cuatro años de viajes. En 1971 recibió una mención en el mismo concurso que
le sirvió para lograr un mayor reconocimiento entre los intelectuales de la época. En ese mismo año, la editorial Siglo XXI, la Casa de las Américas y la Universidad de Uruguay publican simultáneamente la primera edición de Las venas abiertas de América Latina.
Galeano nos dice:
Escribí Las venas... para difundir ideas ajenas y experiencias propias que quizás ayuden un poquito, en su realista medida, a despejar los interrogantes que nos persiguen desde siempre: ¿es América Latina una región del mundo condenada a la humillación y a la pobreza? ¿Condenada por quién? ¿Culpa de Dios, culpa de la naturaleza? ¿No será la desgracia un producto de la historia, hecha por los hombres y que por los hombres puede, por lo tanto, ser deshecha? Este libro fue escrito con la intención de divulgar ciertos hechos que la historia oficial, historia contada por los vencedores, esconde o miente. Sé que pudo resultar sacrílego que este manual de divulgación hable de economía política en el estilo de una novela de amor o de piratas. Creo que no hay vanidad en la alegría de comprobar, al cabo del tiempo, que Las venas no ha sido un libro mudo.
Eduardo Galeano publicó, Las venas abiertas de América Latina, quizá uno de los libros con mayor impacto que se hayan escrito durante los años de inestabilidad política, económica y social en América Latina. Es así que aún en su septuagésimosexta edición, revisada y corregida, sigue siendo una referencia. A pesar del tiempo transcurrido desde su aparición, esta obra es obligada para los internacionalistas y para todo aquel que tenga interés en formarse un criterio más amplio y acercarse al estudio de América Latina desde una perspectiva distinta.
A través de diversos estilos como la narración, el ensayo, la crónica y el uso de estadísticas, el autor describe con crudeza la realidad latinoamericana a lo largo de su proceso histórico; así, Galeano plantea las repercusiones del choque cultural entre el mundo europeo y el mundo prehispánico, desde la llegada de las potencias europeas a América, pasando por el nacimiento de las nuevas naciones americanas y abarcando incluso el intervencionismo estadunidense.
La obra de Galeano se divide en dos partes: la primera se enfoca en los recursos naturales de América Latina y en cómo la explotación de éstos provocó la riqueza de las potencias europeas y la pobreza de los productores latinoamericanos; mientras que la segunda parte trata el intervencionismo y proteccionismo extranjero en tierras latinoamericanas por medio del control comercial y político de la región.
Las venas abiertas de América Latina es uno de los pocos libros que muestra la verdadera historia de nuestro continente, plantea una línea continua que inicia con la llegada de los conquistadores. Constituye una relación de los debates económicos de la época. Eduardo Galeano creó en esta obra una nueva visión en la cual las regiones marginadas del continente fueron vistas con otros ojos.
Desde la publicación de su primera edición en 1971 ha tenido una gran difusión en el mundo de habla hispana. Las venas abiertas de América Latina ha sido traducida a más de dieciocho lenguas; se considera el mejor libro que representa el maltrato sufrido por el continente latinoamericano.
Cuando a Galeano le preguntaron sobre sus palabras en Brasilia dijo:
Ladran, Sancho. Es la prueba de que escribir sirve, al menos para despertar celebraciones y protestas, aplausos y también indignaciones. El libro, escrito hace siglos, sigue vivo y coleando. Simplemente tengo la honestidad de reconocer que a esta altura me resulta un estilo pesado en el que me cuesta reconocerme ahora que quiero ser cada vez más breve y volandero. Las voces que se han lanzado contra mí y contra Las venas abiertas... están gravemente enfermas de mala fe.
Si eres o te consideras latinoamericano y quieres conocer tu verdadera historia, es una obligación leer este libro. Hay que leerlo despacio, digiriéndolo línea a línea, reflexionando, analizando e intentando que no te de un colerín.
“Por el camino hasta perdimos el derecho de llamarnos americanos, aunque los haitianos y los cubanos ya habían asomado a la historia, como pueblos nuevos, un siglo antes de que los peregrinos del Mayflower se establecieran en las costas de Plymouth. Ahora América es, para el resto del mundo, nada más que los Estados Unidos: nosotros habitamos, a lo sumo, una sub América, una América de segunda clases, de nebulosa identificación.”
Eduardo Galeano
Las venas abiertas de América Latina
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