El Golpe


Revista Abanico Ed.19
Sección: Desde Otra Perspectiva
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Antiquísimas voces relatan que en el noreste del continente africano ocurrió un crimen terrible. Una mujer es apedreada sin piedad y se desploma sin vida. En el vasto orbe se escucha la ira descontrolada del gran dios, quería su venganza y la obtuvo. Todo ocurrió hace más de doce mil años. Desde la Tierra se pudo ver como aquella esfera se acercaba más y más y no se detenía, el cataclismo era inminente. El golpe fue aterrador.

Este acontecimiento quedó registrado en las crónicas de muchos pueblos.

En la tablilla sumeria de Nippur se dice que los dioses castigaron a los cabezas negras enviando una catástrofe natural, de la que se salvó un hombre, Ziusudra, constructor de una embarcación en la que se refugiarán las diferentes especies animales.

En la India se cuenta. Un día, cuando Manu ya era rey, se fue a la orilla de un riachuelo a lavar sus manos. Allí, encontró un simpático pez que le pidió por favor que lo salvara de la vida salvaje del río, tan llena de depredadores. Manu se enterneció con este ser y lo puso dentro de su lota (un recipiente de cobre). No obstante, con el paso del tiempo, el pez creció. Así pues, Manu se vio en la obligación de poner al pez en un charco. El pez siguió creciendo descontroladamente, hasta que ya no había estanques que pudieran soportar su tamaño. Así pues, con mucha pena, Manu soltó al pez en el océano. Antes de hacerlo, el  pez le contó al rey, sin duda agradecido por su bondad, que una gran inundación iba a venir. Este fue el momento en el que Manu aprovechó para construir una gran nave en la que alojó a toda su familia y guardó todo el semen de los animales existentes en la tierra. Así, engancho su nave al cuerno del pez Matsia que se encargó de arrastrarlos durante el diluvio hasta dejarlos finalmente en los que muchos aseguran es el actual Kullu.

En China, este acontecimiento está presente en 43 grupos étnicos con más de 400 variantes. Una hermana y un hermano reciben la advertencia de un dios sobre una inundación destructiva. Se les indica que deben estar atentos a varios signos, como los ojos de una tortuga o tigre de piedra que se vuelven rojos o un mortero que produce agua. Gracias a sus instrucciones, los hermanos sobreviven escondiéndose en el estómago de la estatua. Para restaurar la humanidad, los hermanos deben casarse entre sí, pero antes de ello, deben determinar si deben hacerlo.
    Un día, el ancestro de los humanos capturó al dios del trueno, pero sus dos hijos, un hermano y una hermana, los liberaron. Antes de volver al cielo, el dios del trueno envió a los hermanos uno de sus dientes, o una semilla de calabaza, y les contó que habría una gran inundación y qué deberían hacer. Cuando llegó la inundación, todos los humanos fueron destruidos excepto los dos hermanos, que se escondieron en una gran calabaza que creció de la semilla que les dió el dios del trueno. Para recrear a los humanos, como en el caso anterior, debían determinar si debían casarse.

El Popol Vuh Maya contiene noventa y siete capítulos que giran en torno a cuatro creaciones del mundo donde hay una sucesión de destrucciones y renacimientos. Es evidente la descripción de la creación del hombre, de la tierra y de todo cuanto habita; la historia del diluvio es mencionada a través de cuatro hermanos que cruzan junto a su familia el mar desde el oriente y se establecen en una tierra prometida. 

La tribu de los arikara, que vivían en el curso superior del río Misuri, dicen que en un tiempo hubo en la Tierra una raza de personas tan fuertes que se burlaban de los dioses. El dios Nesaru acabó con aquellos gigantes mediante un diluvio, pero preservó en una cueva a su pueblo, a los animales y al maíz.

Los indios tupinambá del Brasil cuentan que un gran diluvio ahogó a todos sus antepasados menos a los que sobrevivieron en canoas.

Los cachinaus de Brasil, los macuxies de Guyana, los caribes de América Central, los onas, los yaganes de Tierra del Fuego en América del Sur están entre las muchas tribus que tienen leyendas diluvianas.

En Samoa hay una leyenda sobre un diluvio que en la antigüedad exterminó a todo el mundo menos a un hombre y su esposa. Estos se mantuvieron seguros sobre una roca y después repoblaron la Tierra.

En las islas Hawái, el dios Kāne se enojó con los humanos y envió un diluvio para destruirlos, solo Nu se salvó en un barco grande que finalmente encalló en una montaña.

En Siberia dicen que una rana gigantesca que sostenía a la Tierra se movió y causo la inundación.

El texto que habla sobre el Arca de Noé se encuentra situado en los capítulos 6, 7, 8 y 9 del Génesis, siendo la primera parte de la Biblia. Se dice que Dios, también llamado Yahvé, pensaba que el mundo estaba arruinado, ya que los hombres habían abrazado la maldad y la violencia y, por ello, pensó que el único fin válido era el reinicio. Se dice que Dios vio un futuro mejor y que esta generación debía desaparecer para que la siguiente tuviera un mundo sin violencia y maldad. Dios necesitaba a alguien noble para que sobreviviera al diluvio y formará una nueva generación, por ello, eligió a Noé. Dios le dijo que construyera un gran barco para sobrevivir al fin del mundo, que se llevara a su familia y que de los matrimonios de sus hijos nacería el futuro del mundo. Noé tenía tres hijos, los tres casados, y serían sus descendientes los que poblarían el mundo nuevo tras el diluvio.

La ciencia también habla sobre este cataclismo.

En Scientific American leemos un artículo titulado ¿Golpeó un Cometa la Tierra hace 12.000 años? Los nanodiamantes encontrados en América del Norte sugieren que un cambio climático importante podría haber sido instigado cósmicamente. Hace aproximadamente 12.900 años, el enfriamiento global masivo se inició abruptamente, junto con el final de la línea de unas 35 especies diferentes de mamíferos, incluido el mamut, así como la llamada cultura Clovis de los norteamericanos prehistóricos.

Graham Hancock nos muestra la huella del cataclismo.

El campo sembrado del límite de Dryas Reciente (después de Wittke et al 2013, y Kennett et.al 2014). El área encerrada dentro del límite rojo define los límites conocidos actuales del campo YDB de proxies de impacto cósmico que abarcan 50 millones de kilómetros cuadrados.

En otro artículo, este del Daily Mail. El violento nacimiento del hombre moderno: Las increíbles tallas antiguas en piedra que revelan cómo el devastador impacto de un cometa hace 13.000 años mató a miles, alteró el clima y desencadenó el surgimiento de las primeras civilizaciones. Los científicos estaban analizando símbolos tallados en pilares en Gobekli Tepe en Turquía. Usando tallas conmemorativas, identificaron el impacto de un cometa alrededor del año 11,000 a.C. El cometa desencadenó una mini edad de hielo que duró 1.000 años. Esta edad de hielo obligó a los humanos a desarrollar técnicas agrícolas para cultivar sus cultivos. La evidencia de las tallas, hechas en un pilar conocido como La Piedra Buitre, sugiere que un enjambre de fragmentos de cometas golpeó la Tierra alrededor del 11000 a.C. Los científicos han especulado durante décadas que un cometa podría haber causado la fuerte caída de la temperatura durante un período conocido como Dryas Reciente. El Dryas Reciente se considera un período crucial en la historia de la humanidad, ya que coincide con los inicios de la agricultura y las primeras civilizaciones neolíticas.

En Universe Today leemos. Hace 12.800 años, la Tierra fue golpeada por un cometa en desintegración, lo que provocó tormentas de fuego globales. “La hipótesis es que un gran cometa se fragmentó y los trozos impactaron contra la Tierra, provocando este desastre. Varias firmas químicas diferentes (dióxido de carbono, nitrato, amoníaco y otras) parecen indicar que un asombroso 10% de la superficie terrestre de la Tierra, o alrededor de 10 millones de kilómetros cuadrados, fue consumido por los incendios”. 

El golpe consistió en la desviación de un satélite muerto de algún lugar del espacio por parte del dios embravecido para que rozara, en un ángulo aproximado de 45 grados, a la Tierra. Este satélite quedó luego orbitando alrededor de la Tierra y ahora es conocido como la luna.

La huella que dejó este rozamiento es perceptible en la forma de los grandes desiertos del planeta. La Tierra se calentó tanto en esas zonas que hasta ahora las vemos como desiertas. Alejó la órbita de la Tierra del sol provocando un descenso de las temperaturas. Aumentó la duración de los años. Arrastró el continente Americano miles de km al oeste, creándose la cordillera de los Andes en el punto final del desplazamiento. Esto dejó una grieta en el Atlántico, que no existía, rápidamente rellenada por las aguas, este océano estaría lleno de tierra y vegetación por miles de años, lo que impidió su navegación y por tanto relegó al olvido mutuo a los dos continentes que ya no podían visitarse.


Antiguos escritos fenicios y cartagineses nos hablan de estos lodos que paralizaban la navegación. Hoy podemos ver algunos vestigios de esto, en el mar de los Sargazos ubicado en la región del océano Atlántico septentrional. Por las enormes algas que ahí existen la navegación se hace difícil.


Por este cataclismo desaparecieron varias ciudades, otras quedaron sumergidas, de aquí nace el mito de la Atlántida. La Atlántida no es una ciudad, es el continente Americano que se alejó y quedó olvidado.

Y sí, antes la Tierra no tenía luna.

Demócrito y Anaxágoras enseñaron que hubo un tiempo en que la Tierra no tenía Luna.

Aristóteles escribió que Arcadia en Grecia, antes de ser habitada por los helenos, tenía una población de pelasgos, y que estos aborígenes ocupaban la tierra ya antes de que hubiera una luna en el cielo sobre la Tierra; por eso fueron llamados proselenes.

Apolonio de Rodas mencionó el tiempo “cuando aún no estaban todos los orbes en los cielos, antes de que existieran las razas Danai y Deukalion, y solo vivían los arcadios, de los cuales se dice que habitaban en las montañas y se alimentaban de bellotas, antes había una luna”.

Plutarco escribió en Las Cuestiones Romanas: “Hubo arcadios de los seguidores de Evandro, los llamados pueblos pre-lunares”. De manera similar escribió Ovidio: “Se dice que los arcadios poseyeron su tierra antes del nacimiento de Júpiter, y los la gente es más antigua que la Luna. Hipólito se refiere a una leyenda que dice que “Arcadia dio a luz a Pelasgo, de mayor antigüedad que la luna”. Luciano en su Astrología dice que “los arcadios afirman en su locura que son más antiguos que la luna”.

También se pueden encontrar en las Escrituras algunas alusiones al tiempo anterior a la existencia de la luna. En Job 25:5 se alaba la grandeza del Señor que “Hace la paz en las alturas” y se menciona el tiempo “antes que [había] luna y no alumbraba”. También en el Salmo 72:5 se dice: “Eres temido desde [el tiempo del] sol y antes [del tiempo de] la luna, generación de generaciones”. Una “generación de generaciones” significa mucho tiempo.

El recuerdo de un mundo sin luna vive en la tradición oral entre los indios. Los indios de las tierras
altas de Bogotá en las Cordilleras orientales de Colombia relacionan algunas de sus reminiscencias tribales con la época anterior a la luna. “En los primeros tiempos, cuando la luna aún no estaba en el cielo”, dicen los tribunos de Chibchas.

La ausencia de la representaciones de la luna también es patente en el arte rupestre de hace más de 12 mil años.

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