#Propósitos 2019


Revista Abanico Ed.15
Sección: Tips
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Con el inicio del nuevo año, muchos ya tienen establecidos sus propósitos para los meses que se avecinan. Estos fueron pensados ya en diciembre, cuando se terminaba el año viejo. Algunos dijeron: bajaré de peso el próximo año, dejaré de comer dulces desde enero, este año leeré más (bueno, creemos que nadie dijo esto), trataré de llegar temprano al trabajo, dejaré de pelear con mi esposa, saldré a caminar o trotar en las mañanas… Sin embargo, cuando estamos a medio año, nadie o muy pocos han cumplido sus propósitos y se dicen: el próximo año de ley lo hago. En otras palabras, nos engañamos a nosotros mismos y terminamos sin lograr nada. Pero no se enojen, no lo decimos nosotros, ya Samuel Langhorne Clemens lo decía un siglo atrás:

<<Este es el momento aceptable para hacer los usuales buenos propósitos de cada año. La semana próxima podrás volver a pavimentar el camino del infierno con ello, como siempre. Ayer todos fumaron su último cigarro, bebieron su último trago y juraron su última promesa. Hoy somos
una comunidad piadosa y ejemplar. De aquí a 30 días, habremos echado nuestra enmienda al viento y reducido nuestros defectos considerablemente más cortos que nunca. También reflexionaremos plácidamente sobre cómo hicimos justo lo mismo por esta época del año pasado. Como sea, adelante, comunidad. El Año Nuevo es una tradición inofensiva, sin ninguna utilidad en especial para nadie salvo como pretexto perfecto para beber promiscuamente, hacer llamadas amistosas y propósitos tontos. Ojalá los disfrutes con la holgura correspondiente a la grandeza de la ocasión.>>

Este escrito de Samuel, más conocido como Mark Twain, recordado por sus novelas, Las aventuras de Tom Sawyer y su continuación, Las aventuras de Huckleberry Finn, fue redactado en 1863 y publicado en Territorial Enterprise. Muy pocos no estarán de acuerdo con Twain, muy pocos.

Por esto, a nuestros emprendedores mejor les dejamos la propuesta de Italo Calvino, el escritor nacido en Cuba de padres italianos, que miraba al nuevo año como algo nuevo y lleno de posibilidades. Algunos libros de Calvino son: El Caballero Inexistente, El Barón Rampante y El Vizconde Demediado.

<<Quisiera señalar el fin en mi vida de la -angustia desperdiciada-: nunca me he arrepentido tanto de algo como de tener preocupaciones individuales, anacrónicas en cierto sentido, mientras que las preocupaciones generales, preocupaciones sobre el tiempo (o en cualquier caso las que pueden reducirse a eso, como tu problema para pagar la renta, por ejemplo) son muchas y muy vastas y tan -de mí-, que siento que son suficientes para llenar mi -preocupabilidad- e incuso mi interés y mi gozo de vivir. Así que desde ahora quiero dedicarme por entero a estas últimas ―pero estoy consciente ya de las trampas de esta cuestión y por eso de un tiempo para acá mi primera necesidad ha sido -desperiodizarme-, quitarme la correa que ha dominado los últimos años de mi vida: leer libros y reseñarlos inmediatamente, comentar sobre algo incluso antes de tener tiempo para hacerme una opinión sobre ello. Quiero construirme una nueva forma de programa diario en la que finalmente pueda profundizar en algo, algo definitivo (dentro de los límites de las posibilidades históricas), algo ni deshonesto ni insincero (a diferencia de como son los periodistas de hoy en día, de una forma u otra). Por esa razón he hecho varios planes para mí mismo, para mantener contacto con la realidad y con el mundo, pero siendo cuidadoso, claro, de no perderme en actividades innecesarias, y también para crear mi propio trabajo individual no más como -periodista-, sino como -investigador-, con lecturas sistemáticas, notas, comentarios, cuadernos y una cantidad de cosas que nunca he hecho; y también para, eventualmente, escribir una novela.>>

Este es el fragmento de una carta del joven Calvino, enviada en enero de 1950 a su amigo Mario Motta, cuando tenía veinte y seis años y todavía no era un novelista reconocido.

Nadie mira al nuevo año con ojos negativos, más bien lo vemos como una gran oportunidad para empezar de nuevo y moldearlo a nuestras necesidades. Algunos realmente lo toman así y trabajan diariamente para cumplir sus metas, a otros les da igual, ya que no creen en cambios de años, para ellos el tiempo es el mismo y el número que venga, simplemente es un número, pero hay muchos que iniciar un nuevo año es algo preocupante, estresante y realmente complicado. Para estas personas Calvino propone creer en un objetivo casi inamovible, en una vocación y a partir de esto canalizar todos los esfuerzos y energía para conseguirlo, siempre teniendo en cuenta límites y posibilidades. Algunos piensan que iniciar un año nuevo es cortar y olvidar el pasado. Es un borrón y cuenta nueva, pero no debe ser así. Simplemente debemos verlo como una continuación de nuestras vidas, de nuestros deseos y anhelos. Si lo hago bien, debo seguir haciéndolo el año que viene o el próximo. Si quiero cambiar algo debo hacerlo de inmediato, sin necesidad de proponérmelo para el nuevo año. Un antiguo adagio dice: no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy.

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