Intestinos, uno de nuestros cerebros


Revista Abanico Ed.25
Sección: ASU

Tiempo de lectura: 5 minutos

Como ustedes conocen, en nuestra sección ASU hablamos de la medicina olvidada, censurada. Creamos esta sección en nuestra edición diecisiete, a finales de 2019, sin saber que meses después, marzo de 2020, nos secuestrarían en nuestras casas, nos obligarían a inyectarnos drogas experimentales y que el dogma científico se adueñaría por completo de la medicina a nivel planetario. Cualquier otra opinión médica que no sea la establecida en 2020, es considerada herejía, el especialista llevado a la hoguera y los discípulos considerados enfermos mentales.

Sin embargo, tres años después, todos los que sabíamos lo que en verdad estaba pasando y nos estaban haciendo (y continúan haciendo), hemos comprobado día a día, con nuevos estudios, análisis, declaraciones, juicios, informantes, que teníamos razón. Es una pena que pocos seamos los que seguimos y conocemos estos nuevos estudios y comprobemos la destrucción social que diseñaron en 2020. La mayoría de personas siguen en marzo de hace cuatro años, sin saber qué pasa, creyendo religiosamente a los medios de comunicación, miedosos de nuevos brotes, pensando en seguir inyectándose, en definitiva, totalmente adormecidos.

Es por esto que seguimos escribiendo, investigando, analizando, razonando, porque si nosotros mismos no nos cuidamos, en especial nuestra salud, nadie lo hará, más bien, intentarán eliminarnos con cualquier pretexto, ya que para ellos, somos muchos. Hay que reducir la densidad poblacional, lo hicieron con inyecciones, ahora lo quieren hacer con el cambio climático. Recién comienzan, están preparando el escenario para otro golpe como el de marzo 2020. ¿Recuerdan cuantas gripes pasaron antes de que nos secuestren? Luego será lo mismo, ahora su enemigo es el CO2, nuestra huella de carbono, nuestros carros, casas, hijos. 

A pesar de comprobarlo día a día, mucha gente lo niega, siguen pensando que esto es cosa de locos o de conspiranóicos, pero al mismo tiempo, leemos noticias como esta: Ahora los científicos dicen que RESPIRAR es malo para el medio ambiente. Así, ¿o más claro? Pero qué más claro quieren, si estamos viviendo más de tres años una completa pantomima, un espectáculo macabro que cada día es desenmascarado, pero nadie es llevado ante la justicia. Acá continuamos, inamovibles, inalterables, vivos a pesar de todo.

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Lo hemos repetido en varios de nuestros artículos, nuestro sistema digestivo es de vital importancia para nuestra salud. Somos lo que comemos. Nuestro estómago es el centro de todo, si cae, todos nuestros sistemas colapsan con él. ¿Sabían que un estómago en mal estado puede causar todos los síntomas de la gripe? Un estómago pesado, colapsado, atiborrado, puede producir tos, moquera, dolor de garganta, escalofrío, malestar general, dolor corporal, dolor de cabeza, etc. Si el daño es mayor, si la podredumbre es mayor, pues los problemas son mayores, incluso, enfermedades neurológicas como el Alzheimer. Y es que somos como un carro: necesitamos aceite, líquido hidráulico, líquido de frenos, gasolina, si alguno de estos líquidos está en mal estado o no están a los niveles óptimos, el carro colapsa. En nuestro caso, estos líquidos son las hormonas, serotonina, dopamina, noradrenalina, adrenalina.
 
Por ejemplo, si tomamos el TDAH, existe un estudio que tiene que ver con las ondas de nuestro cuerpo. Los cuatro estados de nuestro cuerpo son: beta (14 a 38 Hz) estado normal; alfa (9 a 14 Hz) estado relajado; theta (4 a 8 Hz) sueño profundo y el delta (0.5 a 4 Hz) se superpone a los otros en busca de anomalías. Teniendo en cuenta estas frecuencias, se creó el NEBA (sistema de ayuda para la evaluación neuropsiquiátrica basado en el electroencefalograma). En definitiva, la frecuencia de alguien con TDAH es diferente a la de alguien que no lo tiene. Una de las hormonas que más tiene que ver con el TDAH y con muchas otras enfermedades neurológicas es la dopamina. En el hígado fabricamos una cosa que se llama dopa, que se mezcla con un aminoácido, tirosina y esto hace que tengamos dopamina. ¿Qué tiene que ver todo esto con el estómago?

Nuestro cuerpo tiene varios cerebros, el más conocido es el que está en la cabeza. En el cerebro de la cabeza existen alrededor de cien mil millones de neuronas. Otro es el del corazón, con cuarenta mil neuronas. Entre ellos se comunican, pero son independientes. Además, tenemos un gran cerebro en nuestros intestinos, con cien millones de neuronas. Este es un cerebro importantísimo, pero al que nadie le hace caso. Muchos creen que los problemas neurológicos solo están en la cabeza, pero no, están en el cerebro entérico, en el de nuestros intestinos. Se piensa que el cerebro de la cabeza controla al cerebro entérico, pero no es así. Uno de los nervios que los comunica es el vago. La cabeza manda información al estómago, pero el estómago manda diez veces más información a la cabeza. El 95% de la serotonina se fabrica en el cerebro entérico, es decir, en los intestinos. Entonces podemos concluir que varios de los problemas no están en la cabeza, sino en los intestinos.

Existen cientos de estudios que postulan diferentes métodos para, en algo, apalear las enfermedades neurológicas. Casi ninguno postula que el problema puede estar en un sistema digestivo colapsado. Nadie habla del estreñimiento, nadie aboga por una buena digestión, nadie te dice que debes ir al baño cada vez que ingieres alimentos. Unos intestinos que no funcionan, colapsan a todo el sistema y la podredumbre se riega por los demás sistemas, incluyendo el cerebral. Recuerden que la dopamina, la serotonina y otras hormonas, se crean en los intestinos. Recuerden que existe una conexión directa entre el cerebro de la cabeza y el cerebro de los intestinos. Esta podredumbre es una intoxicación, al no ir al baño te estás intoxicando. Entonces la solución, o una de las soluciones, es limpiar todo el sistema digestivo, desintoxicarlo, sacarle toda la podredumbre, todo lo que te esté haciendo daño.

Si el sistema que produce lo que nos hace bien está destruido, todo se destruye sistemáticamente. Así que tenemos que limpiarlo, para que ese veneno no suba a la cabeza y acabe con todo. Además de limpiarlo, hay que cuidarlo: comiendo saludable, evitando alimentos tóxicos, haciendo ayuno de vez en cuando. Una vez más, somos lo que comemos, nuestro estómago es demasiado importante, debemos cuidarlo mucho para evitar enfermedades. Tenemos cien millones de neuronas trabajando en nuestros intestinos, dejémoslas que trabajen, que produzcan las hormonas necesarias, no necesitamos químicos que alteren este proceso, la «farmacia», los «medicamentos», ya están en nuestro sistema digestivo.

Así, ¿o más claro?

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