Andrea #Camilleri


Revista Abanico Ed.17
Sección: El Bibliófilo
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Conocer a Salvo Montalbano fue una coincidencia de la vida. Siempre que encuentro una biblioteca en una casa, la recorro con la vista una y otra vez hasta que uno de los libros logra llamar mi atención. Estaba en esta búsqueda en la casa de una querida tía cuando ella me dice: «Llévese este libro y me cuenta cómo le va». Era un libro delgado de color vino, su nombre ya lo había escuchado antes, estaba en plena efervescencia ya que se estrenó una película con el mismo título: «La forma del agua». Vale aclarar que lo único que comparten el libro y la película es el título. Me llevé el libro a casa y empecé a leerlo esa misma noche. Lo terminé dos días después con la emoción de haber encontrado un nuevo favorito, un nuevo personaje que tuvo el poder de transportarme a Sicilia para ver el mundo a través de sus ojos, de su sentido de la justicia y abrirme el apetito más de una vez a horas sumamenteinadecuadas.

El genio detrás del comisario Montalbano es Andrea Camilleri, famoso escritor, director de cine y guionista italiano que lastimosamente dejó este mundo en julio de 2019, a los 93 años. Una gran pérdida para quienes gozamos de las novelas policíacas o novela negra. En Italia, a esta literatura se
la conoce como «giallo» (amarillo), por las portadas de ese color que Mondadori dedicaba a las novelas policiacas ya en los años 30 del siglo pasado. Recordaremos a Camilleri y en especial su serie de libros sobre el Comisario Montalbano, gracias a la cual conquistó el mundo y de la cual les quiero hablar en esta edición de El Bibliófilo.

Salvatore Montalbano es comisario de policía de un pueblito imaginario llamado Vigata, en la isla de Sicilia, Italia. Entrado ya en sus 40 años, tiene una novia, Livia, que vive en Génova con la que se ve cada nunca, pero con quien habla por teléfono casi todas las noches, siempre y cuando el deber no lo llame a la acción. Vive en una casa pequeña, pero paradisíaca, justo frente al mar. La «galería» de su casa, es decir el porch que da al mar, es mi lugar preferido y es donde ha tenido varias de sus célebres inspiraciones y descubrimientos. Como vive solo, tiene una «asistenta» de casa, Adelina, quien no solo limpia la casa sino que también cocina como los dioses. Cuando no va a su casa a almorzar o cenar, Montalbano come en una trattoria. En un buen día Montalbano se alimenta como se debe: antipasto, entrada y plato fuerte, todo al mejor estilo italiano; en sus malos días, con un plato fuerte le basta para tristeza del dueño del local. La gastronomía es una parte vital de las novelas del comisario, con la descripción de los ingredientes que lleva cada plato, más de una vez se les hará agua la boca y tendrán un vacío en el estómago que no desparecerá pronto.

En la Comisaría de Vigata, Montalbano convive con cuatro personajes de lo más peculiares: el inspector Fazio, su mano derecha, hombre de familia nacido y crecido en Vigata con un complejo de «Registro Civil» difícil de reprimir; el subcomisario Mimi Augello, el casanova de la comisaría a quien sus múltiples conquistas le han ayudado a resolver más de un caso; el agente Galluzzo (o Gallo en español), el chofer por vocación para casi todas las investigaciones con una debilidad por el acelerador que pone de los nervios al comisario; y el agente Agatino Caterella, «Cataré» , es el asistente y telefonista permanente de la comisaría. Cataré es un personaje imposible de olvidar y gracias a quién podemos ver el mejor y peor lado de Montalbano. Es un clásico policía bonachón al que se le salen las lágrimas de emoción cada vez que su jefe reconoce que ha hecho un buen trabajo, quien contesta las llamadas de la comisaría y recibe a quienes quieren hablar con el comisario, «en persona, personalmente», como él dice. A estos cuatro personajes debemos aumentar uno más, el forense Pasquano. Si bien él no está en comisaría, Montalbano hablar con él y lo visita regularmente para conocer de primera mano los resultados oficiales de las autopsias y también las impresiones que tiene el forense sobre cómo ha muerto la víctima. Pasquano no es una perita en dulce, tiene un genio de lo más peculiar y junto a la nada fácil personalidad de Montalbano, logran escenas y diálogos de una ironía y sarcasmo que les arrancará una carcajada en medio de la lectura.

Los casos de Montalbano son generalmente asesinatos o desapariciones, pero siempre con un trasfondo social, con una denuncia velada que, a veces, se transforman en denuncias en todo el sentido de la palabra. Denuncias de lo que sucede en distintos ámbitos que se reflejan en sus casos de asesinato y homicidio por herencias familiares, ajuste de cuentas entre familias mafiosas o entre la mafia y el pueblo, políticos corruptos a quienes se les debe favores o son intocables, casos de migración desde África. Camilleri aborda estos temas en la serie de Montalbano con una normalidad apabullante, leerlos es ver reflejadas situaiones que se han convertido en una normalidad de la sociedad. Y Montalbano, cual héroe estilo Robin Hood, no duda en saltarse una que otra regla, o jugar de cierta forma poco ortodoxa sus cartas para resolver los casos de forma brillante. Casi siempre está del lado del débil, entendiendo su realidad y el porqué de su accionar y esto hace que sea un personaje completo, con sus fortalezas y debilidades, como cualquier ser humano. Como en todo pueblo pequeño, no pueden faltar los medios de comunicación y su influencia en la gente. Montalbano cuenta con un aliado en uno de los canales, Niccolo Zito, quien nunca ha dudado en ayudar al comisario a resolver sus casos. Pero tiene también el más letal detractor en otro de los canales, su enemigo declarado Pipo Ragonese quien hace todo lo posible por ridiculizar al comisario y sus métodos de resolución de casos. Camilleri sabe de lo que habla y su crítica a los medios es recurrente en la seria del comisario. 

Se preguntarán entonces, ¿qué tiene de especial este comisario Montalbano para que sus novelas sean las más leídas en Italia, tenga una serie en televisión y sus libros hayan sido traducidos a 120 idiomas? Si me preguntan a mí, es su humanidad en el más extenso sentido de la palabra. Es su cercanía, su genio contradictorio, su humor negro pero resolutivo y su perspectiva particularmente humana de los casos que caen en sus manos. Este es un comisario de carne y hueso. Es un personaje que maneja como tortuga a su trabajo, nada en el mar a media noche, se calienta su cena, tiene montañas de papeles burocráticos por firmar, reuniones de la que quiere escapar y que a veces son una pérdida de tiempo o una jalada de orejas descomunal, almuerza como se debe, da largos paseos por el borde del mar cuando tiene malos días y quiere reflexionar, tiene una novia lejos con la que pelea bastante seguido y una familia poco convencional en su trabajo. A esto le sumas la imaginaria Vigata que será distinta en la mente de cada lector, pero que tiene la particularidad del olor del mar en todas sus versiones, una comida deliciosa, una casa frente al mar y una vida desacelerada que más de uno anhelaría, pues entonces tienes una mezcla fantástica entre la cruda realidad y el hombre normal, humano, que busca y cree en la justicia a su modo. Salvo Montalbano llegó para quedarse como un favorito de todos los tiempos.

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