#FIL #CUBA Entre #Libros y #Eventos

Revista Abanico Ed.9
Edición Especial
Sección: Eventeando
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Eventos tan grandes como la Feria del Libro de Cuba es todo un reto logístico y de planificación. Sonmás de 6 meses de trabajo intenso entre adecuación de locación, coordinación de invitados extranjeros, participación de escritores nuevos o ya con algunas obras a sus espaldas, comunicación dentro y fuera de Cuba, coordinación de agendas y eventos simultáneos... Al ser el evento cultural más importante de este país, no quisimos dejar pasar la oportunidad para conocer más sobre el tras cámaras de la Feria del Libro 2017 de Cuba.

Para entender mejor el mundo de la FIL (Feria Internacional del Libro), conversamos con Elena García de la Rosa, promotora cultural en La Habana.

Elena nos comenta que este evento surgió inicialmente como una feria comercial para promocionar la producción literaria en Cuba, teniendo su primera edición oficial en 1982 en el Palacio de Bellas Artes de La Habana. En los años 90 se la realizó en Pabexpo y desde el año 2000 tiene como sede la Fortaleza de San Carlos de La Cabaña en La Habana. Más conocida como Morro-Cabaña, esta es una fortaleza del siglo XVII y declarado Patrimonio de la Humanidad; es un recinto inmenso, con espacios abiertos suficientes y adecuados para la realización de la feria.


Con el pasar de los años esta feria fue creciendo, hasta convertirse hoy en día en el suceso cultural más grande e importante del país en el que se involucra todas las instituciones: el gobierno, el partido, los ministerios, agrupaciones culturales. De esta forma la feria ya no sólo tiene como sede La
Cabaña sino que se extendió a varios puntos de la ciudad que se convirtieron en subsedes de la feria. Ellos elaboran y aportan programas culturales afines a la feria y se realizan de forma simultánea con los eventos que suceden en La Cabaña.

El organizador oficial de la feria es el Instituto Cubano del Libro que forma parte del Ministerio de Cultura. Es importante comentar que el Ministerio tiene su presupuesto estatal pero que también se autofinancia; es decir todos los artistas, escritores, músicos, actores, contribuyen al ministerio con un porcentaje de sus ingresos por la comercialización de su trabajo. Así esta entidad cuenta con fondos suficientes para sostener proyectos sociales como es una Casa de Cultura, un museo, entre otros a nivel nacional, provincial o comunitario. Elena menciona que “Aquí la política no es “no tenemos dinero, pues vamos a cerrar”. No, aquí no funciona así. ¿Por qué? Porque cada institución, así sea un pequeño museo, tiene un programa cultural, actividades, tienen un beneficio social adicional que es preferible sostenerlo que eliminarlo. Hay cosas que no dan ganancia en dinero pero dan ganancia en valores y eso ha pasado siempre aquí." Cuando estuvimos en el Periodo Especial, Fidel decía “La cultura hay que preservarla por encima de todo”. Gracias a este pensamiento se crearon escuelas de instructores de arte y proyectos sociales para que la cultura pueda llegar al barrio, a la comunidad incluso en los momentos más difíciles del país. “


La feria se realiza en la misma temporada todos los años, inicia el segundo jueves de febrero y tiene una duración de 10 días. Cada año se la dedica a un escritor cubano con una obra de prestigio y también se tiene un invitado de honor que es un país en especial. Este 2017 se realizó la vigésimo sexta edición de la feria, está dedicada a Armando Hart Dávalos, destacado intelectual y político cubano, y el país invitado de honor es Canadá.

La Feria del Libro de Cuba no es una feria más, es el evento cultural más importante de la isla. La diferencia más grande con las ferias de otros países es que su fin no es la comercialización de libros; la esencia de la feria es poder tener un intercambio cultural con la población, que todos participen, que puedan comprar libros claro, pero también puedan disfrutar de una presentación de autores, participe en paneles, charlas, coloquios, homenajes, premiaciones, mesas redondas. Existen alrededor de 500 pequeños eventos concebidos para este fin. Y claro, el autor cuenta con un público lector masivo, preparado para poder participar activamente de la programación. Son 10 días intensos de actividades culturales en las que participa y se involucra toda la sociedad. Entre las subsedes de la feria de este año se encuentran la Biblioteca Nacional, la Unión de Escritores, la Unión de Historiadores, la Casa del ALBA, el Centro Dulce María Loynaz, la Universidad de La Habana, el Pabellón Cuba, el Centro de Estudios Martianos… Cada uno de estos lugares tiene un programa individual que complementa a la FIL. Adicional a esto, este mega evento no es sólo para La Habana. La feria se mueve por toda Cuba, visita todas las provincias y termina en Guantánamo. Todo este trayecto dura alrededor de un mes. Cada provincia busca el lugar más adecuado para albergar la feria pero en su contenido, es una réplica exacta de la Feria de La Habana.

“En la Cabaña seguramente viste a muchachos uniformados e identificados” me pregunta Elena. Todos ellos son voluntarios que se convocan durante los días de la feria para que apoyen a las editoriales que vienen de fuera de Cuba, que son muchas. Llegan editoriales de todo el mundo a Cuba a presentar sus obras y en ocasiones, las de un mismo país se juntan para tener un lugar más grande pero equilibrando sus costos. Ellas pagan un costo determinado por su espacio y estand. Pero claro, aparte del espacio también necesitan gente de apoyo y para eso están los voluntarios. Las universidades en Cuba cuentan con un sistema estudio/trabajo durante los primeros años de carrera; es decir, cada estudiante debe trabajar un número determinado de horas de su jornada en una empresa o industria determinada. En el marco de este sistema, el Instituto Cubano del Libro realiza convenios con ciertas universidades para que los alumnos que estén en esta etapa puedan trabajar como voluntarios durante la feria.


Llegar a la FIL de Cuba fue realmente sorprendente, no sólo desde el aspecto logístico y de planificación de un evento de este calibre. Fue también una enorme sorpresa el ver una asistencia realmente masiva a La Cabaña y las subsedes. Desde un niño de 5 años hasta su abuelito, todos asisten, disfrutan, revisan libros, los compran, comentan de este o aquel escritor. Una gran experiencia llena de agradables sorpresas y encontradas emociones.

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