#Aprender a #Desaprender

Revista Abanico Ed.9
Edición Especial
Sección: Con Permiso


Seguramente todos estarán de acuerdo en que un viaje es siempre una oportunidad de aprender, conocer nuevas culturas, costumbres, en otras palabras encontrarse con nuevos mundos. Como verán en esta edición especial de Abanico, tuvimos la oportunidad de visitar Cuba y su Feria Internacional del Libro; y claro, pasó eso y mucho más. Estuvimos varios días rodeados de libros, autores, poetas, narradores, presentaciones y mesas redondas por un lado; y por el otro estaba la población, la gente de a pie que asiste a estos eventos, desde niños pequeñitos hasta abuelos felices de encontrar nuevos libros, disfrutar de una lectura de poesía e incluso aprovechar de la música en vivo de estos encuentros para sacar a bailar animadamente a su pareja.

Tomando en cuenta que toda la información y noticias que llega a nuestro país de la isla es como mínimo negativa y desconocemos muchísimo de este país, algunos se preguntarán cómo es que Cuba
puede organizar este tipo de eventos tal como se hace en casi todo el mundo. Otros más osados incluso se aventurarán a la pregunta ¿Hay libros cubanos? ¿Cómo es que tienen una producción de libros, si supuestamente no tienen nada? ¿Y la gente del extranjero de verdad visita Cuba?

Pues claro, ¡claro que hay libros cubanos! El sistema editorial cubano es del Estado, como casi todo en Cuba (casi todo porque ya las cosas han cambiado desde el Sexto Congreso del Partido en 2011). Existen en la isla editoriales nacionales y provinciales encargadas de la publicación, impresión y comercialización de libros.

Es así como los autores cubanos tienen el chance de presentar sus obras en varias editoriales en su país y llegar a los 21 o 22 años con 5 a 8 libros a su haber. Un beneficio adicional de este sistema es que la publicación y comercialización de libros no le cuesta nada al autor, ellos reciben un pago por los derechos como es normal, pero no tienen que incurrir en gastos como sucede en otros países que la única manera de publicar un libro es autofinanciándose.

Para la producción de libros la tienen un poco más complicada. Ellos tienen que importar papel y tinta para la impresión de libros. El problema es que estamos en un mundo globalizado y el mercado internacional funciona en dólares por lo que Cuba, debido al Bloqueo, no puede comprarlos como cualquier otro país.


Ellos deben pagar en efectivo y por adelantado, no tienen acceso a créditos y no pueden exportar sus productos. No voy a ahondar en el tema del Bloqueo, pero les dejo una fuente de las más conocidas para que puedan revisar mejor de qué estoy hablando. Entonces sí, es más complicado hacer un libro, pero la cultura en Cuba es y ha sido promovida desde hace más de 50 años. Puede resultarles caro, pero no lo dejan de hacer. Invertir en cultura es invertir en la gente.

Sobre si los extranjeros visitan Cuba, mejor les doy algunas cifras. En 2013 la isla recibió 2.8 millones de turistas y en 2016 4 millones, superando el récord que tuvieron en 2015 de 3.5 millones. Mientras que el Ecuador en 2014 recibió 1.5 millones y Perú logró en 2016 llegar a más de 3.1 millones. Cuba en 2015 ya superaba a República Dominicana en turistas, sin contar con los estadounidenses. La gran mayoría de visitantes a Cuba provienen de Europa y de Norte América.

Cuba cuenta con atractivos turísticos impresionantes: playas de aguas cristalinas con resorts todo incluido, áreas naturales para acampar, hacer senderismo y bucear, la Revolución es otro gran atractivo turístico aunque muchos no lo crean, ciudades coloniales llenas de color e historia. Una de mis favoritas es la zona de La Habana Vieja que parece sacada de película, donde las imponentes construcciones parecen que van a deshacerse en cuanto las toques o el rato menos pensado llegará un barco pirata a atracar en la bahía. Es un lugar mágico, por decir lo menos.

En resumen, creo que es hora de quitar definitivamente el velo político que todo el mundo occidental tiene hacia la isla. Es hora de guardar las pistolas ideológicas y detenerse a mirar a Cuba como un país más, no como el país rojo del Caribe, el malo, al que no hay como imitarle y peor todavía mencionarle. No cuesta nada mirar, asomarse a este otro mundo, verlo sin apasionamiento y sí con objetividad. En resumen empezar a desaprender lo que a lo largo de los años nos han contado y tener una versión propia de los hechos. Ojalá la curiosidad o la simple reacción de comprobar si estoy diciendo la verdad les lleve a dar clic en cualquiera de los hipervínculos que estoy citando. Eso sería ya un gran paso.

Comentarios