#Documentos #Miccinelli y (su) el #Veneno

Frankfurt 1595

Revista Abanico Ed.7
Sección: El Bargueño
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"Así pues, con su mismo mensajero pidió al inca, rendidamente, la merced de no retardar su visita y aceptarle cenar con él en su campamento en esa misma tarde. Momentos después se recibe la respuesta afirmativa de Atahuallpa." (1) 

Escuchaba decir a un amigo de trabajo que no existen dos verdades, que solamente hay una, la Verdad. Pero desde hace mucho tiempo atrás, el Establishment es quien decide qué es verdad y, para que nosotros la reconozcamos la etiquetan de oficial y viene acompañada de rimbombantes palabras como comunidad internacional, expertos, científicos, reconocidos eruditos, etc... La mayoría de veces esta verdad oficial no es la Verdad, pero como nos la enseñan desde pequeños y la escuchamos a lo largo de nuestra vidas, ya no dudamos de ella; ni siquiera nos detenemos a revisarla y comprobarla, es un hecho irrefutable para nosotros, algo que simplemente es porque es. 

"Dio la señal Pizarro. Sonaron mosquetes y arcabuces. Un descomunal estrepito de guerra. El gobernador -él mismo y solo- llegó hasta la litera del inca y lo hizo preso. (...) Se desarrolló luego una fiebre de matanza. Los indios pugnaban por huir, como rebaño de corderos acosados por perros. (...) Centenares de indios muertos. Un barato héroe español, Estete -probablemente el mismo cronista de ese nombre- arrancó el llauto imperial de la cabeza del inca del Tahuantin-suyu." (2)

Cuando aparece otra versión de un hecho en particular que desbarata a la verdad oficial, nuestra primera reacción es atacar a nuestro informante y desacreditarlo de una sola vez, dejándolo en ridículo. Y es que cuando algo así sucede parece que nos quitan la vida, que nos arrancan quienes somos, parece que nos dejan sin ser, sin alma, sin piso. 

"Su Majestad. Yo Francisco de Chaves, leal súbdito de su Majestad, natural de Trujillo, descendiente de la estirpe de los Chaves, siempre al servicio de la Corona, como uno de los conquistadores de este reino del Perú, humilde servidor, escribo a su Majestad, dándole cuenta de todo lo sucedido en esta tierra. Fui compañero de armas de mi coterráneo, el gobernador Francisco Pizarro. Partimos de Panamá en la misma nave, el 27 de diciembre de 1530, con el objetivo de conquistar este reino del Perú. Hay muchas versiones sobre la captura del rey de esta tierra (Atawalpa), pero yo la escribo tal como fueron los hechos en Cajamarca, en honor a la verdad, respeto y lealtad que se merece la honorable autoridad de la Corona de España. Nosotros venimos en el navío Santa Catalina, piloteado por Bartolomé Ruiz. Entre los tripulantes estaban los religiosos: Vicente Valverde de la orden de Santo Domingo, los frailes Juan de Yepes y Reginaldo de Pedraza. Durante el viaje, don Francisco Pizarro y los tres religiosos platicaban mucho. Don Francisco les contaba que a los indios les deleita el vino por ser de uva y de diferente sabor que el licor que bebían, y que gracias al vino se ganaba muchos amigos entre los indios y que también le utilizaba con astucia para vencer a una muchedumbre de enemigos feroces y bien armados.
Como entenderá su Majestad, así se fue tramando la estrategia para la animosa empresa. De la malévola decisión tomaron parte los padres alejados de la ley de Dios. Yo vi, en uno de los ángulos de la nave, cuatro odres de vino en cuyo sobre decía "Vino del capitán". Francisco Pizarro y los religiosos hicieron un pacto secreto: juraron repartirse la gloria y la riqueza y no traicionarse jamás. No obstante, después, el fraile Reginaldo Pedraza decidió separarse, regresó a Panamá con una bolsa de piedras verdes. Nosotros, caminando por la Sierra de este reino, tuvimos que sobreponernos a las fatigas y penurias: cruzamos pueblos, ríos y montañas. Inesperadamente tuvimos la noticia de que estábamos próximos a la corte del Inca que viajaba orgulloso de su triunfo. En Cajamarca, por orden de Francisco Pizarro, el intérprete Felipillo sirvió dos copas del vino bueno a Atahualpa. Debo acotar que el tal Felipillo era del pueblo de los Chimores y hacía cinco años que estaba al servicio de Pizarro. Cuando es taba frente al Inca manifestaba cierto temor y reverencia. Con humildes palabras le traducía lo que le decían nuestros dirigentes. Cuando Pizarro creyó que había llegado el momento oportuno ordenó a Felipillo traer el vino envenenado de los frailes. Pizarro cifraba toda su esperanza que el artero ardid funcionara, porque estábamos al frente de un numeroso ejército. Pizarro ordenó a Felipillo traer el vino envenenado de los frailes. Cifraba toda su esperanza en el artero ardid. Con palabras persuasivas de paz y amistad sirvió el Felipillo el vino envenenado a los capitanes y consejeros del ejército inca. Pronto la bebida letal surtió efecto y el ejército, al ver morir a sus jefes, se vio sorprendido y desconcertado. 

Photo via Flickr por Fondo Antiguo de la Universidad de Sevilla

Fue el momento propicio para el ataque con la caballería y las armas de fuego. Esta es la verdad y no lo que dijo después Pizarro que la gloriosa victoria se debió al auxilio del apóstol Santiago o a la Providencia. Es un delirio que un oficial lleve es te engaño a su Majestad, Pizarro prefirió el fraude desde el principio antes de optar por luchar con honor y bravura. Mis padres valerosos y orgullosos decían: "Más vale perder el hombre que el buen nombre". El mortífero veneno dio el triunfo al Gobernador. Fue una ingloriosa victoria que nunca hasta entonces ha tenido un conquistador en el mundo. La codicia por todo el oro del mundo no puede jamás perder el juicio de un caudillo para hacer lo que se ha hecho, tremenda injuria al rey vencido. Aunque pagano, pero rey por nacimiento y por derecho. Sepa usted que al rey Atahualpa lo metieron en una celda cerrada y lo vigilaban cuatro hombres y no le dieron libertad, a pesar de que manifestó que tenía la voluntad de visitar y rendir homenaje a su Majestad. Quizá Pizarro temió que la verdad saliera a luz. Este riquísimo reino debe formar parte de sus dominios, Majestad, y no de don Francisco Pizarro y su tesorero Alonso de Riquelme. No obstante que el prisionero cumplió con su palabra para recuperar su libertad, le procesaron por traidor y rebelde. Sin que haya hecho daño alguno, Atahualpa murió agarrotado el 26 de julio del presente año. El hecho causó escándalo y alboroto porque muchos no estaban de acuerdo con la ejecución, incluso los hermanos y amigos de don Francisco Pizarro. Sin embargo, es lamentable la complicidad de los padres dominicos. Su majestad juzgará la gravedad de los hechos.

Sé que Francisco Pizarro por medio de su secretario ha relatado falsamente todo lo que ha ocurrido en es ta tierra. Para fundamentar la toma de decisión de eliminar al Inca, seguro que dijeron que el prisionero tramaba contra nosotros el ataque de un gran ejército venido desde el Cuzco. La verdad que no liemos visto ni grandes ejércitos ni pequeñas guarniciones. El prisionero es tuvo bien resguardado noche y día y no había ningún peligro que nos acechara. Me parece que no hay forma de honrar a España haciendo fechorías. Mis abuelos me enseñaron que con hechos fuera de la regla y perfidia no se logra gloriosas victorias. Fui un compañero obediente y leal del Capitán. Luché a su lado en toda la campaña de la conquista de estas tierras: desde Tumbes hasta Tangarará, San Miguel, Motupe hasta Saña. La ardua brega duró siete meses. Llegamos a la provincia de Cajamarca. Nuestro ejército es tuvo conformado por 177 hombres con lanzas, picas y espadas. De los cuales había 67 soldados a caballo, y entre los 110 soldados de a pie, había tres arcabuceros, siete escopeteros y veinte ballesteros. Fue un sábado 15 de noviembre de 1532. El Inca reposaba en las aguas termales que se encuentra a dos leguas de Cajamarca. El Capitán al ver a la multitud de indios, puso en alerta a su artillería con dos culebrinas de ocho a diez pies de largo. Muy tensos esperamos al enemigo. Yo es taba al lado de Pizarro. El ejército de Atahualpa sumaba algo más de diez mil indios. Todos armados con hondas, mazas, hachas, bolas, lanzas, macanas, rodelas y otros. A pesar de que Atahualpa tuvo mucha más gente, la batalla no la iniciaron ellos. El ardid del envenenamiento funcionó. Algunos oficiales incas caían muertos, otros se debatían entre sufrim ientos y dolores. Los consejeros principales del Inca caían de golpe.

El Estado Mayor del Inca fue eliminado. Pensó Atahualpa que era un castigo invisible de un dios que golpeaba a traición a sus generales. Al no tener órdenes los guerreros indios no se lanzaron al ataque. El momento esperado por el Capitán había llegado. Ordenó que le pusieran en el pecho del Inca puñales y espadas. El Capitán y el fray Valverde le obligaron para que ordenara a los indios que se retiraran de la plaza. Muchos indios huyeron, cayéndose unos sobre otros. El Inca, temiendo la muerte, mandaba a gritos que huyeran. Los indios asustados creían que estaba ocurriendo un suceso sobrenatural. En poco tiempo herimos y matamos una gran cantidad de indios. Todo es to estaba muy bien planificado. Sepa su Majestad que los indios no comprendían lo que les sucedía a sus generales en Cajamarca y aún no lo saben. Aún creen que fue un castigo de algún dios y levantan los ojos al cielo. Suponen que fue una venganza de uno de los dioses para castigar al Inca y a su pueblo. Los naturales no conocían otro veneno que aquel que utilizaban para frotar sus flechas. Por la arremetida con arcabuces, lanzas, espadas y sobre todo por tomarlos de sorpresa, damos muerte a tres mil hombres. El engaño es un deshonor, me parece que no hay forma de honrar a España haciendo fechorías. Así se ganó la batalla en Cajamarca. El fraile Vicente Valverde hizo la siguiente oración: "Dios sea alabado por todos los favores que nos hizo, gracias a la Providencia y aún más al oropimente". Le confieso a su Majestad que he matado a muchos indios. No se defendieron con heroísmo los soldados del Inca porque es taban en huida. Gané honor, oro y mujeres. Hasta ahora callé la verdad y sin escrúpulo yo también glorifiqué la falsa hazaña. 


Pero después me di cuenta de que el Capitán y los frailes eran soberbios, malos y duros de sentimientos. La mala intención fue escribir con sangre y pánico la historia del reino del Perú al haber ajusticiado sin causa alguna al desventurado rey Atahualpa. No se contentaron con tantos robos, daños, el saqueo de tanto oro y plata y objetos preciosos de gran valor, ni con haber matado a millares de hombres en nombre de su Majestad y de Nuestro Señor. Hicieron tantas tiranías que por ser ofensivas a su Majestad no os digo. Como servidor de su Majestad, sin apasionamiento alguno, con deseo de justicia, le envío es ta carta para que sepa la verdad. Es toy seguro de que, según el interés del Gobernador, escribirán mentiras, todas alejadas de la verdad. Muy confiados de que no habrá investigación, el Gobernador, sus centinelas y fieles seguidores, sin ninguna licencia, hacen lo que quieren. Los hombres allegados a Pizarro son: su tesorero Alonso de Riquelme, el fray Vicente Valverde, los capitanes Hernando de Soto y Sebastián de Benalcazar, sus medios hermanos de parte de su padre: Juan Gonzalo y Hernando y su medio hermano de parte de su madre, Francisco Martín de Alcántara. Acá, todos los demás somos vigilados e investigados, sobre todo estamos prohibidos de salir con cosas y noticias ajenas a los intereses del capitán. Como testigo presencial tengo muchas más novedades que informar a su Majestad, porque deben ser de vuestro interés. Así, por ejemplo, de la mayor cantidad de riqueza que descubrimos y cada día se descubre, don Francisco Pizarro lo reserva para él y en secreto se reparten con sus hermanos y allegados. Nos enteramos también que tuvo mucho oro escondido y de ello no dio cuenta casi a nadie. 

Usted debe conocer, Majestad, Rey de estas nuevas provincias, altísimo y señor de todos nosotros, que conquistamos con corazón limpio estas tierras bajo la bandera de León y Castilla, que no es la cantidad de oro y plata que le corresponde según el quinto real. Si yo le diría falsedades, considéreme hombre de poca estima y ordene que me corten la cabeza. Yo haré lo posible para que es ta carta llegue a sus manos a pesar de que el Capitán nos amenazó castigarnos ejemplarmente si informáramos acerca del veneno y de los otros medios ilícitos que comete. Ruego a Dios, nuestro Señor, que todo salga bien. Pues, por tener una posición contraria y no es tar de acuerdo con las cosas que veo y he visto, soy odiado por Francisco Pizarro y temo que me maten. El Capitán habiendo sido mi amigo, ahora me increpa de amotinador. Sospecha de todos. Mató al fraile Juan de Yepes por quebrantar el juramento y romper el secreto. No le concedió perdón ante sus súplicas y le premió dándole la vida perdurable. Es todo cuanto le puedo informar hasta ahora, Majestad. Créame no abrigo ni envidia ni malicia y confío que usted hará justicia a sus súbditos y castigará ejemplarmente a los que cometen atrocidades y delitos. Nuestro Señor, la Sagrada Iglesia Cuide con esmero sus reinos como su Majestad lo desea. Cajamarca, 5 de agos to de 1533. Su humilde siervo don Francisco de Chaves." (3) (4)

Esta carta fue presentada en una ponencia de la profesora Laura Laurencich Minclli en el V Congreso Internacional de Etnohistoria, en la Universidad Nacional de Jujuy, Argentina, en agosto de 1998. Luego la trascripción íntegra fue presentada en una revista académica italiana en un artículo titulado, Studi e Materia li di Storia de lle Re ligioni, vol. 64, 1998, p. 57-91, escrita por la misma profesora Laurencich Minclli, junto a Clara Miccinelli y Cario Animato. (5)

El documento forma parte de los llamados Documentos Miccinelli, que estuvieron en manos de Clara Miccinelli (6). 

Estos son dos manuscritos jesuitas: El Injustamente Expulsado Blas Valera a su Pueblo (Alcalá de Henares, Mayo 10, 1618) y La Historia y Elementos de la Lengua Peruana (Perú entre 1600 y 1638 por los jesuitas italianos Johan Antonius Cumis y Johan Ane llus Oliva). Estos han sido presentados a los estudiosos entre 1996 y 2001, vale la pena tener en cuenta que su autenticidad ha sido probada más allá de cualquier duda. 

De acuerdo a documentos en posesión de Clara Miccinelli, su tío materno, Mayor Riccardo Cera, recibió los dos manuscritos como regalo de su compañero de armas, Amadeo I de España. 

"En una conferencia de estudiosos andinos el pasado junio (1996), Laura Laurencich Minelli, una profesora de estudios precolombinos en la Universidad de Boloña, describió lo que ella creía que eran manuscritos jesuitas del siglo diecisiete que contienen información detallada de quipus literarios. Apareciendo en un tiempo cuando el descifrado de estas cuerdas está paralizado, el manuscrito, si es auténtico, podría ser la Piedra Roseta para los académicos andinos" (7) 


Pero hay más dentro de estos documentos como la autobiografía sobre la vida del P. Blas Valera, la verdadera fecha de su fallecimiento, de cómo Garcilaso habría plagiado la Historia Índica y revelan la verdadera autoría de Nueva Corónica y Buen Gobierno. 

Como lo dijimos al inicio, no hay dos verdades, solo una, ¿pero quién la tiene, quién es dueño de la misma? En este caso, ¿los estudiosos italianos? o por ejemplo ¿el fa llecido historiador peruano Teodoro Hampe? Para conocer el documento de Hampe tendrán que visitar el Contenido Adicional de revista Abanico y podrán descargarlo. 

"Atahuallpa no dice en estas páginas su odio hacia Pizarro. Cuatro siglos ya. Atahuallpa y Pizarro esperan -y harán llegar- la hora de la tierra y de la justicia" (8)



***
Fuentes:
1. ​Benjamín Carrión. (1980). Atahuallpa. Ecuador: Ariel. 
(Reseña de este libro en la 6ta. Edición Revista Abanico)

2. Ibid.

3. Resumen y transcripción moderna de la carta original de Francisco de Chaves al rey Carlos V. Versión de José M. Santillán Salazar de su libro “Blas Várela y la historia de la infamia”. El libro fue presentado el 22 de noviembre de 2012 en el Auditorio Horacio de Derrama Magisterial, Perú.

4. Francisco de Chaves fue un conquistador español que participó en la conquista de México, Guatemala y Perú. Se instaló en Lima y fue nombrado gobernador adjunto, convirtiéndose en la segunda autoridad más importante del Perú luego del Marqués Francisco Pizarro. Luchó en la primera fase de la guerra civil entre los conquistadores del Perú en el bando de Pizarro, y fue matado por almagrista el mismo día en que murió el gobernador Marqués. También es conocido por el apodo de "el pizarrista" para distinguirlo de otro del mismo nombre, el conquistador Francisco de Chaves “el almagrista”, que de acuerdo con una versión era su primo.

5. Laura Laurencich Minclli, según la página web de la Università di Bologna, estaba dentro de la Facoltà di Lettere e Filosofia y era, Membro effettivo della Societé des Americanistes, Musée de l'Homme, Parigi. Membro ordinario dell'Associazione Italiana Studi Americanistici Genova. Membro coordinatore della Commissione Internazionale Americanista «Proyecto Isabela» (Santo Domingo). Corrispondente della «Sociedad amigos del Museo de Costa Rica». Membro della Société des Americanistes di Parigi. Consigliere della Société des Americanistes, Musée de l'Homme, Parigi. Consigliere della Societé des Americanistes di Parigi. Membro della Societa Italiana degli Americanisti, Genova. Dal Genn. 1994 Coordinatore Generale del Progetto CEE "El museo de sitio Archipielago de Solentiname, Nicaragua" (l'eco museo Arcipelago di Solentiname, Nicaragua) e responsabile scientifico della ricerca archeologica ed etnografica nell'ambito dello stesso Arcipelago. El 23 de abril de 2007 presentó su libro: Exsul Immeritus Blas Valera Populo Suo e Historia et Rudimenta Linguae Piruanorum Indios, gesuiti e spagnoli in due documenti segreti sul Perù del XVII secolo y Per bocca d’altri. Inca, gesuiti e spagnoli nel Perù del XVII secolo en el Istituto di Studi Avanzati, Boloña, Italia. En abril de 2006 se realizó un homenaje a Laurencich Minclli, llamado El Continente Americano en Bolonia, en el departamento de paleografía y medievalismo de la Universidad de Boloña.

6. Clara Miccinelli es profesora y propietaria de una extraordinaria colección de manuscritos y objetos que pertenecieron al príncipe de San Severo. Ella ha trabajado y escrito sobre los documentos Inca, que son objeto de la novela Nerofumo.

7. http://archive.archaeology.org/9611/abstracts/inka.html

8. Benjamín Carrión. (1980). Atahuallpa. Ecuador: Ariel.
TEODORO RAMPE MARTÍNEZ
UNA POLÉMICA VERSIÓN SOBRE LA CONQUISTA DEL PERÚ:
¿ES AUTÉNTICA LA RELACIÓN DE FRANCISCO DE CHAVES (1533)?

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