Caminemos hacia la #Servicialidad

Revista Abanico Ed.7
Sección: Con Permiso
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¿Cómo calificarían un excelente servicio? ¿Qué cualidades le otorgarían a esta extorsionada y abusada palabra? ¿Cuántas veces la han escuchado sin pararle bola? Seguramente varias, pero también habrá personas que saben brindar un excelente servicio y así como lo prestan, lo exigen. No hablo de servicio doméstico, ni servicio al cliente a través de una central telefónica ni tampoco del servicio religioso o un servicio profesional como tal. Hablo del servicio en su interpretación más básica, el del día a día, en su trabajo, hacia sus clientes o compañeros, proveedores o incluso hacia las personas que están emprendiendo y que seguramente van a ir a tocar su puerta. 

En mi anterior trabajo, hubo un tiempo en que a todo el personal nos impartieron charlas de servicio y atención al cliente. Para mí era entendible que las personas que ocupaban ciertos cargos reciban este curso, pero nunca me pareció algo muy importante en su momento. Ahora, después de varios años y desenvolviéndome como una pequeña emprendedora, puedo decirles que la posesión más valiosa que posee una empresa, sin importar su tamaño, es lograr brindar el mejor de los servicios. 

Y es que servicio no sólo se resume en saber cómo contestar un teléfono, manejar una queja o escuchar a un cliente enojado sin tener herramientas para tu defensa. Tampoco significa que solo el personal que trata con clientes debe saber de atención y servicio. Nada más lejano de la verdad. 


Brindar un excelente servicio es un todo, que está presente en cada aspecto de tu pequeña, mediana o gran compañia. Es una forma de ser de la empresa, que debe formar parte de su cultura
organizacional.

Desde mi humilde opinión, quiero compartirles algunos ejemplos de las actividades más cotidianas, las que realizamos casi a diario, pero que denotan que existe un paso más allá, una pizca de entendimiento de lo que realmente es servicio. 

¿Qué más es servicio?

Responder a un e-mail oportunamente, así sea el cliente o proveedor más pequeño. Entregar tus propuestas en la fecha que prometiste, no porque quien te lo pidió es tu amigo se la vas a entregar cuando mejor te parezca. Que al solicitar un producto en la web, te lo entreguen en tu casa en la fecha establecida, debidamente empaquetado, sellado, con la factura en un pequeño sobre y un block de notas como ?regalito? (fidelizando así al cliente). 


Cumplir con lo que ofreces, y si por alguna razón no puedes hacerlo, ¡dilo! En ocasiones por no saber decir no, nos metemos en aprietos y luego es peor poner cualquier excusa. Sé directo y honesto. 

Poner los acuerdos por escrito, no por mensajes de texto en celulares ni en pequeños papelitos. Tómate el tiempo de pasar a limpio lo que hayas acordado con tus clientes y envíalo por mail, te tomará 10 valiosos minutos. No sólo tu trabajo se verá más profesional, sino que al mismo tiempo te estás protegiendo de cualquier malentendido posterior. 

Tu imagen y/o producto debe ser concordante con tu giro de negocio. Si haces tortas, entrégalas debidamente empaquetadas. Si eres una imprenta, tu trabajo no puede ir manchado. Si eres maquilladora, tu rostro siempre va a demostrar tu trabajo. Si eres blogger de deportes de montaña, todo tú vas a verte de montaña, ¿me explico?

Tenemos un pequeño gran problema en la forma de desenvolvernos en los negocios, y es la informalidad en todo. Una vez que superemos este dilema, y veamos que esta informalidad nos hace duplicar trabajo y esfuerzos, creo que podremos dar un gran paso para mejorar el servicio en todas sus expresiones.


Creo que también es necesario alejarnos del paradigma de la palabra "servicio" y regresar a ver a la "servicialidad". Estaba pensando que tal vez no exista esta palabra, pero encontré su definición: "La servicialidad se apoya en la absoluta igualdad entre los seres humanos y el deseo s incero de hacer algo por los demás y aportar con algo a su bienestar. Quien no sabe servir, no sabe vivir. El que quiera ser el mejor que s irva a los demás."

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